Fecha de lanzamiento: 17 de marzo de 2017
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Este joystick se parece a aquellos prototipos analógicos de las consolas de videojuego primitivas: las opciones eran A, B, adelante, atrás. Y la propuesta de la banda es bastante similar. Aunque en constante clave electrónica, el sonido sugiere opciones analógicas, acotadas y repetitivas, con el pop efectista como brújula y los estribillos como norte. Mil razones para no dormir es el disco debut de la banda popularizada por el programa Rock del país. Y las dos cosas se notan en su sonido. Primero: se escucha esa juventud latente e ineludible en cada canción, esas ganas de decir todo de una sola vez, en este caso, en constante tensión entre amor y desamor. Segundo: con la incorporación del saxo y las melodías más bien esperables, todo suena a ese rock del país que los hizo crecer. Cuando se depuran los toques de funk y de ska, y se adivina la producción de Gabriel Pedernera (Eruca Sativa) en canciones como Sube la marea o Cada vez que me levanto siempre te caés, es cuando se intuye una posible futura evolución. Un futuro más digital para una banda con una propuesta, por ahora, analógica.