Es un día agitado en la ciudad, pero Adrián Barilari y Juan Antonio Ferreyra pasan de un ensayo en La Paternal a un encuentro en el centro sin asustarse por el tráfico. De hecho, llegan puntualmente a las oficinas y estudio de grabación de su productora. Eso sí, al sentarse, se cumple un pedido que JAF seguramente sugirió por teléfono, mitad en broma y mitad en serio: una botella de Jack Daniels. Festeja su aparición, convida a todos y Adrián larga la primera anécdota: “Un día, me tomé un micro de línea a Tandil para llegar a un show de Rata Blanca, pero nos agarró un piquete y no llegaba más, a tal punto que llegué a la terminal y me dijeron de cambiarme para subir de inmediato al escenario. Entré y vi una barra, así que pedí un whiskey para calmarme un poco y luego pedí otro para llevar al escenario. ¡Al tercer tema ya estaba pegando saltos y me había olvidado del mal momento! A veces, es necesaria una copa”.
En estos últimos meses, se corrió la bola de que llevan mucha gente a los shows.
JAF: Momentos como los actuales son muy exigidos, y los laburos están muy quietos por las inundaciones, pero cuando la cosa parece repuntar, deciden llevar a los artistas más convocantes. Los productores no son tontos y miran los números fríamente. Y lo que sucede es que la gente nos viene a ver al Gran Rex y a los teatros, que es algo magnífico y que nosotros agradecemos. Cuando se arma, es algo muy bueno para todos, y todos salimos balanceadamente beneficiados.
Adrián Barilari: Actualmente es difícil balancear los números. Nosotros salimos con una banda grande, porque no somos solamente Juan y yo. Hay ocho músicos más en el staff, entonces los números tienen que estar balanceados, tanto para el público como para nosotros y los productores. Sabemos que es duro, y por eso tratamos de llevarle a la gente un espectáculo donde no vea a un Juan con la premisa de un Juan de Riff o del rock and roll y el blues. Y está bueno que no vea al Adrián del heavy metal, sino que vea lo que propone esta dupla, que es algo novedoso. No es algo nuevo, pero es novedoso porque hacemos canciones que nos gustan, adaptadas al español y a nuestra forma, en argentino. Les ponemos una dosis de diversión. Si nos juntamos, es para eso, para de alguna manera dejar de lado carreras firmes y vigentes de 30 años, y jugar un poco con la gente para transmitir lo que somos como personas, contar historias y de pronto tomar algo en el escenario. De todo esto surge, sin querer, una especie de stand up musical.
JAF: ¿O sea que estamos haciendo stand up?
AB: No sé si estamos haciendo stand up, pero es algo que me dice la gente, que en algún momento le parece eso. Tocamos, y entre canción y canción nos divertimos y charlamos, y el público se prende en nuestra historia y lo hacemos partícipe de esta cuestión privada/pública que armamos y que le encantó y le cayó bien. Y como nos divertimos, entendí después de mucho tiempo que la gente quiere ser parte.
¿Cómo fue armar el primer repertorio el año pasado?
JAF: Fue buscar entre nuestros gustos personales las canciones que nos representan y llevarlas al contexto de la banda, donde hay dos tecladistas con dos teclados cada uno, dos guitarras, batería, bajo y percusión, donde a veces somos cuatro voces.
AB: Amén de lo que dice Juan, también es sostener el respeto por esas canciones. No nos tomamos a la ligera covers de los años 80, de bandas superfamosas. Tenemos que ponernos nosotros a la altura de esto, si no, sería una estafa. Tenemos una banda que tiene que hacer de muchas bandas: Boston, Kansas, AC/DC, Beatles, Creedence y Lenny Kravitz. No es soplar y hacer botellas.
JAF: Hacemos las canciones que nos gustan, si no, no las hacemos.
AB: Yo le digo a Juan que tenemos la suerte de contar con 20 hits. No son nuestros, pero son 20 hits. No vamos a cobrar nunca las regalías, pero lo bueno es que la gente lo disfruta mucho. Son canciones que no van a morir.
¿Hacen temas de Rata Blanca y de la carrera de JAF?
AB: Sí, obviamente.
JAF: Hacemos muy pocos temas, como Maravillosa esta noche y Mujer amante. Si no, nos matan.
¿Cómo hacen para compatibilizar la agenda de shows de Rata y de JAF solista?
AB: El más complicado me parece que soy yo, porque Rata viaja mucho y entonces eso se complica bastante. La agenda de Rata es muy abierta a Latinoamérica y de pronto hay que ir porque es un gran concierto en un estadio, como pasó en Lima hace poquito. Había que estar ahí porque había 15 bandas y de golpe tocabas con Iron Maiden o Whitesnake, y es maravilloso. Esas cosas hay que hacerlas.
¿Se asustaron al tener que llenar un Rex para el debut?
AB: Sí. ¡Es que no se arranca así una gira! Lo habitual es tocar primero por el interior del país, ajustando la banda. ¡A nosotros nos sacaron del ensayo y nos metieron en el Rex! No es joda hacer un Gran Rex. Yo encima me asusté, porque era un jueves 31 de marzo y la gente no había cobrado sus sueldos.
JAF: Acá hay una cosa que trasciende el asunto artístico y técnico. Adrián es un tipo que tiene un reconocimiento social hace muchos años, y conmigo pasa una cosa parecida. Entonces, la gente ya nos conoce y sabe.
AB: Se armó una dupla rara, como encendida [risas], porque Juan, además de ser un gran guitarrista, tiene una voz muy particular, grave, gorda y gruesa, con mucho poder. Y yo soy agudito, así que hay un complemento. La verdad es que estamos felices y pasando un buen momento. Es muy lindo lo que estamos viviendo. Son esos momentos que uno no quiere que terminen porque funcionan. Y cuando las cosas funcionan, hay que dejarlas.
A un poco más de un año del debut, ¿para cuándo el disco?
AB: ¡Traigan más whiskey para hablar de este tema!
JAF: Tenemos todo el show del Rex filmado con ocho cámaras, ¡pero no vamos a hacer nada!
AB: Hay algunas cosas editadas y en YouTube, pero no sabemos dónde va a terminar el material completo. Quizás, un especial de televisión o un DVD, si se puede, pero ahí hay que pedir permisos para hacer versiones en castellano. Es muy difícil y pueden demorar un año, quién sabe. Burocráticamente, es complicado.