Billboard se encontró con Pop en el Café Carlyle de Manhattan para hablar sobre el disco –Post Pop Depression, una colaboración con el frontman de Queens Of The Stone Age, Josh Homme–, sobre la gira y sobre qué tan salvaje puede (o no puede) ponerse fuera del escenario.
¿Cómo celebraste tu primer Nº 1?
¡Me fui de gira! Tomé un buen vino tinto y una botella de champagne por noche; era todo muy complicado como para hacer otra cosa. Creo que fue en Portland, Oregón [cuando oyó que el álbum iba a ser Nº 1]. Salimos a comer, y creo que estaba este pibito inglés, [el cantautor fichado por Island Records] Jake Bugg. Es un buen tipo.
¿Vos y Homme se conocían desde antes?
La primera vez que nos vimos fue en una cena de los premios de la revista Creem. Él, Marilyn Manson y yo teníamos que hacer como una cadena para la tapa, así que lo conocí en una especie de abrazo cómico en esa sesión. Y habíamos zapado un par de veces durante las giras.
¿Quién tuvo la idea de colaborar?
Yo estuve buscando hacer algo que pudiera ser un álbum Nº 1. Me gusta hacer cosas radicales, pero no estaba buscando algo así esta vez. Así que lo llamé. No atendió el teléfono por tres días, entonces le mandé un mensaje de texto [risas]. Hicieron el álbum en secreto y lo financiaron ustedes mismos.
¿Ese era el plan desde el principio?
La parte autofinanciada la dimos por hecho –es la única manera de hacer algo bueno, especialmente ahora–. Lo del secreto fue algo en lo que él insistió. Mucha gente viene diciendo que esta es tu gira más salvaje en años.
¿Hubo mucha joda?
Josh y [el bajista Matt] Sweeney eran los que salían toda la noche. Para mí era “Miren, tengo que irme a dormir, muchachos”. Esos días se terminaron para mí. Solo me quedo hasta más tarde si el show se atrasó. Necesito descansar al día siguiente si quiero funcionar.