«Huevo es una banda de rock«, sentencia un rincón de la fanpage del grupo. Y la definición, de tan obvia y esperable, no puede ser más precisa. La receta parece sencilla: Led Zeppelin, algo de Rush, bastante de la tradición clásica del rock nacional, con muchas reminiscencias a Spinetta y toques de Eruca Sativa. El producto, sin embargo, no es tan simple: las canciones de Huevo esconden más de lo que parece.
Tenemos vinilos para tirar por el techo en HUEVO en Niceto Club – 25 De Agosto YEAAAAAH!!! gracias PuraSuerte… https://t.co/moliQ9Cs45
— HUEVO (@huevooficial) 18 de agosto de 2016
En 2007, el bajista Julián López Pisani y el baterista Tomás Sainz formaron Aeroscopía, un cuarteto influenciado por Divididos y Red Hot Chili Peppers y del que apenas se encuentran algunas huellas en Internet (entre ellas, un casi extinto My Space con su primer EP). La banda evolucionó en Huevo en 2011, con la llegada de Sebastián Lans y Julián Baglietto. El apellido, en este ámbito, funciona como una marca ineludible: el hijo del cantautor Juan Carlos Baglietto tiene una banda, acompañado del hijo de Sergio “El Mueto” Sainz. Pero ellos hace mucho que rompieron el cascarón.
El apellido, en este ámbito, funciona como una marca ineludible: el hijo del cantautor Juan Carlos Baglietto tiene una banda, acompañado del hijo de Sergio “El Mueto” Sainz. Pero ellos hace mucho que rompieron el cascarón.
En 2014 editaron Las mil diabluras, hasta ahora su único disco. Allí, las influencias clásicas se topan con el toque atrevido de unos veinteañeros en punto de hervor. El resultado es una máquina del tiempo que viaja a través de medio centenar de rock, que juega con los compases y destruye los lugares comunes. Todo bajo el ritmo frenético, aunque controlado, de un grupo de virtuosos.
¡Queremos fecha de @huevooficial en La Rioja, por favorrrr!
— Victoria (@VictoriaMercad0) 15 de agosto de 2016
En vivo, ese pulso incandescente se potencia, con sorprendente prolijidad y un entusiasmo propio de una banda en ebullición, que ya ha conocido las tablas de, por ejemplo, Niceto, La Trastienda, Uniclub y Matienzo.
El resultado es una máquina del tiempo que viaja a través de medio centenar de rock, que juega con los compases y destruye los lugares comunes.
Hace algunas semanas, en las redes sociales apareció el hashtag #LoNuevoDeHuevo y, con él, Saltar y esquivar y Bien de abajo, tracks que anuncian la llegada de un EP, próximo a presentarse en Niceto el 25 de agosto. Ahora, esas pequeñas muestras gratis parecen más reflexivas y menos explosivas.