Para el hombre de timba hay algunos números con demasiada carga de significado. Porque en la repartija de las cábalas, algunos números se ganaron la lotería –quién no quiere al 15, la niña bonita– y otros tantos quedaron estigmatizados. HTML, por acción o por omisión, marcó su trabajo debut, 17, con la estela de un número tabú: la desgracia. Y en su sonido, cargado con la frescura de lo nuevo, hay algo de eso: tiene encriptado el drama en su código fuente.
Lo suyo son los sintes fuertes y los beats obsesivos. Y en ese sonido, de evidente oscuridad, y en esa estética digital, de blancos y negros, hay muchos más colores de los que aparenta: con abundancia de acordes menores, encuentra una versatilidad poco escuchada para abordar el down tempo.
Es que su sonido entra por los ojos: las seis canciones que componen el trabajo dibujan en el aire un sinfín de paisajes justificados, indudablemente, en el background artístico de Saporiti. Ella es artista plástica y directora de arte de la banda Nidos y de Bröder, quien es, de hecho, su hermano. Es más: fue en El Castillo, el estudio construido en la habitación de su bröder, donde se grabó el disco. Y tiene sentido: se escucha lo minimalista de las cuatro paredes, el sonido que retumba y que quiere salir.
Esa ansiedad se nota, no traducida en desprolijidad, sino más bien como una verborrea incontrolable. Tiene su lógica: estas son las primeras canciones que compuso en su vida. Pero todavía más: aunque el proyecto HTML está presente en su cabeza desde 2015, recién en abril de este año se subió por primera vez a un escenario. En ese contexto, Saporiti consigue esa desinhibición y esa desobediencia que hace distintos a los artistas debutantes que conjugan buenas ideas con ejecución y desenfado.
Dice la información de su fanpage: “Su música recorre distintos géneros musicales bajo el hilo conductor de la oscuridad, rebeldía, minimalismo, lo experimental e introspectivo. Su primer disco, ‘17’, ya está disponibl” (sic). Y ese olvido, esa distracción que dejó una “e” perdida quién sabe dónde, es una perfecta descripción de su actualidad: hace de la imperfección una virtud, de la desgracia, ganancia.