
Imaginate un pueblo chico y dale movimiento. Hay gente en la plaza principal, la municipalidad todavía no abrió y una abuela hace tiempo en la iglesia. No pienses en semáforos, porque no hay. Llega la hora de la siesta, que para sus 8000 habitantes es sagrada. No pasa nada en todo el pueblo. Salvo por tres pibes de 14 años. Corre el año 2012 en Chabas, provincia de Santa Fe, y Augusto Tasello (batería) con Mateo Sinicich (bajo) se juntan en lo de Pano Benincasa (voz y guitarra). En el patio de la casa juegan con sus guitarras. Sueñan con algún día ser una banda de rock.
¿Se acuerdan de su primer cover?
Pano Benincasa: La verdad, empezamos haciendo temas propios. Era la idea original. Yo tenía un par ya hechos y arrancamos a armarlos. Los ensayamos por primera vez en el patio de casa.
En Chabas no hay bares en donde siquiera suene un blues deprimente. Y no es que el rock esté prohibido en los pueblos chicos, pero si no fuera por YouTube, quizá estos pibes hoy tocarían chacareras. Salen de clase y se juntan a escuchar a los Arctic Monkeys, a Franz Ferdinand, a Soda Stereo… la lista es interminable. Después de varias siestas profanadas, deciden salir a tocar. Sin pensarlo mucho, porque para ellos todavía es un juego. Se hacen llamar “Joystick” y encaran para Casilda, ciudad vecina de 50.000 habitantes. Tocan en bares, en fiestas de 15, en donde sea. En febrero de 2015 editan su primer EP, El click del relojero, y Emiliano Sampaoli suma su guitarra después de conocerlos por YouTube. Ese mismo año participan de Rock del país, el reality de TV que conduce el Bebe Contepomi por TN. Juanse, Hilda Lizarazu y Marcelo Moura les dan el visto bueno.
¿Cómo les pegó participar en Rock del país?
PB: Fue tremendo, realmente zarpado. Pero cuando estuvimos en la tele aparecimos tres veces, 15 minutos y nada más. Desde Spotify o YouTube es como mantenemos el empujón que nos dio el programa. Entendemos que ahí es donde se concentra todo hoy. El punto fuerte lo vemos en el celular, que alguien pueda llegar a tu música desde un link o una publicación en las redes. Nos enfocamos en lo digital porque también es como lo vivimos nosotros.
Gracias al reality, grabaron Volviendo al principio en los estudios Romaphonic y el track se convirtió en la cortina musical del programa al año siguiente.
En febrero de 2016, y después de escuchar mucho a Jamiroquai, Joystick quiso sumar vientos. Entre los 4000 habitantes del pueblo vecino Fuentes vive un saxofonista. Pablo Grigolato (saxo y teclados) se sumó al proyecto antes de la grabación de su primer álbum, Mil razones para no dormir, producido por Gabriel Pedernera, de Eruca Sativa.
¿Cómo se conocieron?
Pablo Grigolato: Primero agregué a Emiliano a las redes por amigos en común de la escuela. Casilda, Fuentes y Chabas son pueblos vecinos, y por Facebook medio que conocés a todo el mundo. Había llegado a sus temas en YouTube por un video que parodiaba una cumbia [risas]. Cuando los conocí, yo estaba tocando poco, pero hice el contacto, fui un día a ensayar y acá estamos.
Todavía los asocian con que son una banda teen, ¿sienten que se tienen que ganar un derecho de piso?
Mateo Sinicich: Preferimos que nuestro crecimiento sea gradual. Sí, estamos terminando esa etapa adolescente de nuestras vidas, y eso te condiciona a que te encasillen en lo teen. Pero nosotros no asociamos mucho esa palabra con nuestra música o con la música en general.