En un concierto que recorrió buena parte de su premiada discografía, el cantante dejó en claro el porqué de sus laureles: una asombrosa voz que vive dentro del jazz pero creció entre el gospel y el soul. Con un sonido que deleitó a una platea exigente, Porter se movió dentro un repertorio finamente elegido, que resultó clave para una noche en la que flotó la sensación de haber compartido el espacio junto a una nueva leyenda.
Mientras el clima seguía inestable en la noche porteña de domingo, dentro del Teatro Coliseo todo transcurría con armonía. Con educación pertinente, el público disfrutó de un show íntimo y efectivo de los teloneros Hernán Jacinto y Fabio Cadore.
Pasadas las 21hs y palmas mediante, comenzó la ansiedad. Se palpitaba el debut en Argentina de una de las figuras más aclamadas dentro del jazz de hoy en día. Más allá de los dos Grammys que ostenta y sus importantes números de ventas, la gente sabía que el estreno porteño llevaría a esta noche de domingo a otro nivel.
Holding On –uno de los éxitos de su último disco Take Me To The Alley– fue el encargado de romper el hielo y así este hombre nacido en 1971 –de saco oscuro, pantalón blanco y su característico y curioso gorro de neopreno– desplegó su impronta de crooner bonachón.
Su voz suena afinada desde el minuto cero y marca la temperatura de la noche. Instantes más tarde llegó el tributo a su barrio adoptivo con On My Way To Harlem y el carácter melódico de su voz afloró, mientras dio espacio a su banda –contrabajo, piano, saxo y batería– a destacarse en el marco vertiginoso de la improvisación.
Más allá del claro protagonismo del frontman en la configuración de la propuesta, es de destacar el desempeño de la banda; sobre todo el de su contrabajista Jahmal Nichols, quien sorprendió en cada intervención, tanto en las rítmicas como en las más libres, y citó con picardía a Stevie Wonder, Beastie Boys y Deep Purple en medio de su solo.
Luego de interpretar sus temas más conocidos (Hey Laura, In Fashion, Take Me To The Alley, Don’t Lose Your Stream), de disculparse por la tardanza en el comienzo del show (“Nos retrasamos comiendo carne argentina”, dijo) y de homenajear a Marvin Gaye, Nat King Cole y James Brown entre otros, Porter se retiró triunfante para volver minutos después con una versión de Quizás, quizás, quizás. Una merecida, larga y emotiva ovación de pie no se hizo esperar.