Todas las estrellas invitadas que Damon Albarn reunió en Humanz, el quinto álbum de Gorillaz –Pusha T, Vince Staples, Kelela y Danny Brown, entre otros–, aparecen en los créditos, excepto la más impactante: Noel Gallagher, el amargo rival de Blur durante los 90. Hace 20 años, Albarn y Gallagher intercambiaron críticas ácidas en su rol de reyes del britpop; en 1995, Gallagher deseó públicamente que Albarn contrajera sida y se muriera. Pero en 2017, ambos están llegando a los 50 y uniéndose en We Got the Power, donde Gallagher aporta voces. “Tenemos el poder de amarnos entre nosotros –declaran– no importa qué pase”. Es sorprendente escuchar a un dueto que hubiera sido impensado cuando Albarn emergió como nuevo referente británico 25 años atrás. “Pensé que [Humanz] podría balancearse bien con mi archienemigo de los 90”, dice Albarn con una risita mientras está sentado en su cuarto del Greenwich Hotel, en Nueva York. ¿Habrá madurado este chico de 49 años? ¿O se está uniendo contra un demonio en común: el Brexit, el presidente Donald Trump y el populismo del oeste? Evita describir como política a la canción –que también incluye al cantante Jehnny Beth, de Savages–, pero dice que hay “activismo” en su mensaje. “Cuando conseguís un gran público acá –en Europa o donde sea–, significa algo en ese momento”, dice.
Durante casi dos décadas, la banda animada trascendió su rótulo de proyecto paralelo, bajo la tutela de Albarn y del músico y artista visual Jamie Hewlett, con una serie de aclamados LP que incorporaron hip hop, hologramas y lanzamientos conceptuales. Para Damon Albarn, la presentación animada de Gorillaz le permitió al grupo ir y venir sin envejecer (literalmente) o estar atado a una era. La banda llegó al mismo nivel que Blur en términos de valoración comercial y de la crítica; ambos proyectos comandaron el line-up del Coachella y metieron hits offbeat en las radios de los Estados Unidos (Song 2, en el caso de Blur, en 1997; y Feel Good Inc., en el de Gorillaz, en 2005). Humanz regresa a las temáticas del fin de los tiempos que definieron a su segundo álbum, Demon Days (2005), que fue inspirado en los atentados a las Torres Gemelas del 11 de septiembre de 2001.
Más recientemente, en 2015, Albarn alertó al mundo acerca de la posible llegada de Trump a la presidencia, antes de que su candidatura fuese tomada seriamente. Durante los shows de Blur aquel año, cantó a solas “No se enamore de Donald Trump / Él es un idiota”. “El ascenso de Trump fue uno de los motores que nos hizo meditar”, dice Albarn. Humanz no es un álbum de protesta convencional contra el presidente de los Estados Unidos; más bien, es un disco para una fiesta de apocalipsis a la que el reinado de Trump podría llevarnos. “El cielo está cayendo, nena, deja caer ese culo antes de que se choque”, proclama Staples en Ascension, que alcanzó el Nº 11 del chart Billboard Rock Songs. Y a pesar de los trasfondos, Albarn se aseguró de que Trump no fuera mencionado en Humanz. Si algún artista invitado lo refirió, Albarn se ocupó de cortarlo. “No quiero darle más fama al hombre más famoso del mundo”, dice.
Otro catalizador detrás del nuevo álbum de Gorillaz es la hija de 17 años de Albarn, Missy, cuyo fandom dirigió en parte la lista de invitados del disco. “Algunas decisiones de este álbum fueron inspiradas en impresionarla a ella”, confiesa Albarn. D.R.A.M., el artista de hip hop más conocido por su hit Broccoli (top 10 del Billboard Hot 100), no paró cuando el grupo lo invitó a Londres a trabajar en algunos tracks, incluyendo el destacado pop psycho Andromeda. “Estoy agradecido de que Damon y su tropa jodan conmigo así”, dice, y ofrece su teoría acerca de por qué Gorillaz sigue siendo relevante: “Autenticidad. El estilo nunca se pierde. Una vez que lo tenés, se queda para siempre”. Hewlett reveló que empezó a desarrollar una serie para la TV de diez episodios sobre Gorillaz, aunque los detalles son escasos. El grupo incluso mostrará Humanz en un evento especial en Kent, Inglaterra, el próximo 10 de junio. “Si sale bien, quizás en 20 años haya un Glastonbury completamente holográfico”, dice. No está mintiendo del todo: Albarn espera algún día ser reemplazado por su álter ego animado para las fechas en vivo. Hewlett agrega: “Si hay un nuevo álbum de Gorillaz, queremos poner personajes animados arriba del escenario y que salten hacia el público. Sería una hermosa forma de dejarlo… que los personajes se hagan cargo. Ellos no nos necesitan”.
¿Por qué dejar de tocar? Uno de los principales deseos de Albarn es renunciar por completo. “Es algo que me gustaría hacer… cuando ya no pueda contribuir –dice–. Pasárselo a la próxima generación”.
Teniendo en cuenta que Gorillaz visitará Uruguay en diciembre, es muy probable que también pase por Argentina. Solo queda esperar.