Con espíritu retro y amor por la música disco, el grupo entiende la canción desde su potencia expresiva, sin ataduras, sin formalismos, solo como un ejercicio creativo sin filtro. Clásico y moderno en tiempo presente.

Para conocer a Gativideo, lo mejor que se puede hacer es ir a YouTube. Allí podemos escuchar un pequeño material ingeniosamente titulado GativiDemo, cuatro canciones de atmósferas etéreas y pop delirante, con menciones a Luis Majul, erotismo soul, vaporwave y una estética propia en evidente construcción. Más allá de ese registro de hace dos años y medio (precario, casero, igualmente encantador), la mejor opción que tenemos es audiovisual y trae el sello de la realizadora Balú. Todavía con fondo negro, el leitmotiv de Gativideo, la histórica videoeditora, hace que el link con el nombre de la banda sea explícito, pero no menos entrañable. De repente hay un bigote, un conteo de un, dos, tres, cuatro, y un plano que se abre en medio del vértigo de un ritmo frenético y sintetizado. Eso empieza a ser Gativideo en toda su expresión, imagen y sonido.

La voz crooner de Renzo Montalbano se pone al frente de una banda con pulso disco. Una casa espaciosa, plagada de equipamiento de edición de video, sirve como escenario natural para una performance que por momentos cruza la línea del absurdo casi sin despeinarse. La primera canción tiene como protagonista a Bruce Willis. Medio en joda, medio en serio, la banda la rompe. Guitarras y sintetizadores proponen, bajo y batería dibujan un ritmo ondulado y la sensación de fiesta se siente próxima. Montalbano y el guitarrista Ignacio Fischman comparten una sección de pregunta y respuesta con poses y gestos que desnudan una plasticidad propia de un sentido del humor desarrollado con holgura.

A fines de 2016, Yolanda Discos editó el compilado Días de adolescencia, dedicado al vasto cancionero del rock nacional y protagonizado por una joven camada de bandas. Gativideo abre el segundo disco con una versión tan tétrica como romántica de uno de los mayores clásicos de Donald, Tiritando, el mismo de “las olas y el viento”. La reivindicación puede parecer ridícula, pero encaja perfecto en el ADN de un grupo que ama la canción por sobre todas las cosas. “Me gustaría revivir la época y el estilo de recital de James Brown o Elvis Presley, por ejemplo, con el chabón ahí repersonaje en el escenario. Si yo viera eso hoy, se me volaría la peluca”, comenta Renzo. Y sí, claro que está hablando en serio: “Con Gativideo supongo que nos gustaría vivir de esto en algún momento. Y si no se puede, bueno, la pasamos bien igual. Lo vamos a seguir haciendo”.