A pesar de que Gary Clark Jr. suele tocar frente a miles de personas, el ganador del Grammy sigue sin saber cómo reaccionar frente a los elogios. “Nunca sé qué hacer”, dice. “Uno no puede decir ‘gracias’, supongo. Simplemente sonrío y lo tomo.” Clark abrazó la presión de ser considerado el futuro del blues. Hasta acá, mantuvo el género en vida tocando en grandes escenarios junto a músicos de primera línea, incluyendo Mick Jagger y Beyoncé.
Este año, Clark abrió para los Rolling Stones; se unió al tour de los Foo Fighters durante dos meses y fue headliner en varios festivales populares, incluyendo el Lollapalooza y el Austin City Limits. El sonido blues rockero de Clark ganó fans con su álbum debut, Blak and Blu (2012). Su aclamado álbum The Story of Sonny Boy Slim, lanzado el mes pasado, lo mantuvo en lo más alto de las consideraciones.
Sentado en el backstage después de un concierto en Atlanta, Clark habló con The Associated Press sobre sus reacciones ansiosas antes de los shows, sobre ser aceptado por las leyendas del blues y sobre balancear su agenda de shows con criar a su nuevo hijo, que tuvo con la modelo austaliana Nicole Trunfio.
Buddy Guy dijo que sos el futuro blues. ¿Cómo te sentís llevando la antorcha del género?
No lo veo como si fuera llevar la antorcha. Es más como ver a los muchachos grandes jugando a la pelota en el barrio y yo queriendo entrar. Escuché muchas veces que todavía no estaba listo. Pero ahora, soy aceptado como parte de un equipo o un grupo. Solía mirar a Buddy Guy, Eric Clapton, Jimmie Vaughan o B.B. King. Estos tipos básicamente me enseñaron a tocar. Que digan ese tipo de cosas me hace sentir aceptado, con más confianza y agradecido.
Desde enero que estás de gira con 67 shows. ¿Cómo encontrás tiempo para estar con tu hijo?
Ellos [su hijo y su pareja] vienen a las giras a veces. No tanto como yo quisiera, pero tengo mis momentos. Con la tecnología de estos días, puedo ver en qué anda.
Tu madre te apodó Sonny Boy Slim. ¿Por qué lo usaste como título del nuevo álbum?
Un día apareció en el estudio. Estábamos escuchando música vieja, y me llevó a ciertos lugares de mi vida. Muchos recuerdos de aquellos tiempos. Se sintió bien.
Algunos atribuyen tu conducta antes de los shows a los nervios, otros a la ansiedad. ¿Cómo lo definirías?
Siempre estoy listo para salir. Hay mucho de apurarse y de esperar. Viajamos 10 o 12 horas y llegamos temprano a los shows, quizás dos o tres horas antes. Me estimulo pensando cómo voy a encarar el set. No lo llamaría nervios, sólo excitación. Siempre quiero estar en el escenario, y no esperar. Estar con estos tipos [Foo Fighters] me ayudó, porque ellos entienden todo.
Tocaste con muchos artistas de diferentes géneros. ¿Ves a tu sonido blusero evolucionando hacia otra cosa?
Si es un artista con el que quisiera trabajar, lo voy a hacer. No voy a poner ningún tipo de límite a mi música. Me gusta sentarme y tocar el piano, agarrar el violín, amo agarrar la trompeta… La cosa blusera es fundacional en mí. Pero nunca sabés. Quizás algún día toque el acordeón en algún lugar… Si hay algo que no quiero, es no ser libre artísticamente.