Boys Don't Cry
Fecha de lanzamiento: 20 de agosto de 2016
★★★★✩
Imagínense un colchón. El más cómodo y tentador que hayan visto, esperándolos sin prisa para la zambullida. Traten de sentir ese momento en el que finalmente el cuerpo se sumerge en un sueño profundo, reparador y absolutamente extasiado. Esa sería la imagen sensorial más precisa para resumir la oleada de estímulos que genera Blonde, segundo LP de Frank Ocean. Después de cuatro años de silencio y con la presión generada por el brillante Channel Orange (2012), el joven maravilla del neo-soul elevó aún más la vara y se despachó con un álbum que lo consagra como compositor. Pero como si eso no fuera suficiente, Blonde logra resumir el espíritu de una época en la que los audiófilos deliran por Kendrick Lamar y Radiohead en igual medida. Luego de haber publicado el irregular y fragmentario Endless para cerrar su contrato con Def Jam Records, Ocean estrenó sello propio con Blonde y lo editó a través de Apple Music. Inmiscuido en una jugada que confirma el dominio de las plataformas digitales, el álbum es una obra de arte basada en el collage estilístico y en la mezcla como instrumento narrativo. Una economía de recursos pulidos al máximo para luego ser dispuestos en el espacio sonoro con maestría pictórica. Como una película de canciones que interrumpe la vigilia y pone a flotar los sentidos. Basta leer la lista de invitados para entender que Ocean ha sabido construir un terreno propio que combina la vanguardia negra del hip hop y el pop con la experimentación y la arquitectura propias de la psicodelia indie.