Pasadas las 22 horas, una princesa con sombrero de cowboy y una túnica blanca subió al escenario de su castillo, Niceto Club, para festejar su cumpleaños. Francisca y los Exploradores, el proyecto musical amorfo que encarna el cordobés Fran Saglietti y que se consagró como referente en el indie nacional, cumplió cinco años de vida en la escena independiente argentina. Más temprano, Juan Mango −cantante de Usted Señalemelo− y El Zar se hicieron cargo del warm up.
Por una hora, le rindió tributo al amor con un set de sus canciones más naive: Contraindicaciones del pensamiento, Hombre, Rio rosa y Quiero dormir. Entre frases como “¿Qué onda, wach?” y felinas referencias al Presidente, interpretó canciones nuevas, adelantó que su cuarto álbum −Hermafrodita− saldrá en marzo de 2018 y le cedió el escenario a su colega Candelaria Zamar. Previo al intervalo, el show se tiño de oscuridad junto al mendocino Juan Saeig (Mango) con El enemigo.
En versión Sith −con un sable láser rojo y una túnica negra−, la última hora de Saglietti dio rienda a la parte más animal del cantautor. Ubicó entre sus canciones melodías que hacen a su ADN: Chipi chipi de Charly García, Más o menos bien de El Mató y Mejor no hablar de ciertas cosas de Sumo. Incluso trajo su propio regalo: sin pudor, enganchó Alta suciedad de Andrés Calamaro con Chatarra, y llevó al hit del Salmón a un plano sombrío y espeso. Louta, su novia Laura Hita y Marilina Bertoldi fueron algunos de los invitados de la segunda parte.
En formato banda, tocaron Aspirinas y El Destino (canción que grabó con Adrián Dargelos) para marcar el final. Francisca y los Exploradores, por extravagante o caprichoso, hizo de Niceto lo que quiso. Y está bien: era su propia fiesta.