Federico Andrés Giannoni es Emanero. El rapero y productor, nacionalmente reconocido por toda la escena, continúa explorando nuevos sonidos y colaboraciones. Hace unos días fue nominado para los Premios Gardelpara la mejor colaboración urbana/trap por el tema de La Queen, «Te Quiero«.
Me gustan la batería del tema nuevo, más electrónicos…
No había probado ese bombo, hi hat aún. Para otras cosas sí, la verdad que es un género que siempre me gustó. La música electrónica siempre me encantó y experimenté, pero nunca lo había hecho en mis discos. Que se yo, es parte de una nueva etapa el cambio que está viviendo el género para bien y la cintura que tiene ahora. Hoy, como rapero, creo que los límites se derribaron para todos lados y está buenísimo.
Totalmente, me gusta que hables del género. Arrancaste cuando habían pocos, pero siempre hablaste de movimiento, más que Emanero
Es que está siempre latente eso. Ser un artista solo en un desierto y que no haya nada más, siempre tuve la sensación de que si pasaba eso duraría muy poco el fenómeno que podría llegar a haber. Era clave y estratégico fomentar el género y fomentar una escena. Siento que eso es algo que el trap en Argentina entendió mucho más rápido y mejor que el hip hop. Si bien no me gusta hacer esta diferenciación porque creo que el género es uno solo y que lo encara cada uno con su estilo, para mí somos todos rappers. Punto. Siento que esta nueva escuela de trap argentino ya lo trajo en su ADN. El tema de las colaboraciones, mismo el hecho de que Bad Bunny haya venido en el 2018 y los haya invitado a todos. Creo que hizo dos shows y trajo cuatro traperos de la escena local.
Sí, me acuerdo. Luchito SSJ, Duki, Cazzu, creo que Ecko, Khea…
Ese acto de generosidad de Bad Bunny no lo vi con ningún rapero que vino en el 2013, por ejemplo, cuando yo estaba en mi momento de mayor auge. Nadie. Es diferente invitar a telonear, que chequear, mirar, dejar espacio. Eso hizo Bad Bunny. Está bueno entender, creo que a Bad Bunny también le dieron una mano con una colaboración antes. Mirando para atrás, con un poco de lástima, ninguno de los traperos internacionales que vinieron acá, a excepción de Travis creo. Metió dos Nicetos y me invitó a cantar una canción mía, la empecé a cantar y a los veinte, treinta segundos el chabon medio que me abraza y se pone a saltar al lado. Eso es un aval totalmente distinto. Diferente a telonear, con todo el escenario armado para el chabón y un pedacito chiquito para el telonero. Hay una diferencia. Creo que la nueva generación entendió muy rápido eso y trabajaron para eso. Creo que por eso se hicieron dos Buenos Aires trap en un año y nunca se hizo un Buenos Aires rap. No recrimino nada a nadie, nadie estaba obligado a hacer nada. Simplemente no pasó. Hablo desde mi cabeza de productor y de cómo veo la industria, me parece que faltó eso en el rap.
Gracias por tu participación – doble – en Argentina en la Casa. Lo de Giros, increíble, Cómo se potencia un tema con dos colores distintos…
Sí, más cuando hay más de un género que son el rock y el hip hop. No hay con qué darle. Con todo lo que pasó con Trueno, “somos el nuevo rock and roll”, yo vi alguien que puso que el rock-rap se fusionó mil veces y está zarpado. Es una fusión que siempre garpa y va a seguir garpando por años. A los 11, 12, escuché mucho rock, punkrock, mucho del palo skater y me gustaba todo. Pero la primera banda que me hizo cabecear, saltar y decir “¿Qué es esto?” fue Limp Bizkit en el disco Significant Other, que tenían un tema con Method Man, ‘Shut the fuck up’. Esa fue la primera canción que me hizo pensar que era esa cosa loopeada repetida que me daba ganas de salir a andar en skate y romper todo. Esa fue la primer banda que me hizo oír el sonido del hip hop. Una banda de rock alternativo con un poco de rap, un poco de metal, pero que en el medio del disco pusieron un tema súper rapero y esa fusión me llevó a conocer el género. Ahí empecé a investigar sobre Method Man, Wu Tang Clan, hip hop. La fusión del rap y el rock siempre fue muy importante.
Decías “mi momento de más auge” en el pasado. Pero te veo en un gran presente, sobre todo por el reconocimiento de todas las generaciones…
Totalmente, sí. Pese a todo, pese al año que estamos viviendo es un excelente año para mí y también lo siento de la misma manera. Yo me refería al 2013 como el momento en el que fui tendencia, después uno deja de ser tendencia que naturalmente va fluyendo y va pasando de uno a otro. Bueno, algunos fueron tendencia y no lograron establecerse, otros fuimos tendencia y logramos quedar establecidos. En 2013-2014 viví mi momento de mayor tendencia. Estaba Coxmox desde finales de los 90, yo soy más del 2004, de mediados de la década del 2000. Lo que cortó mucho lo que se venía haciendo en los noventa fue la crisis de los 2000. Acá la crisis del 2001 mató mucho artista, no sé porqué. Los kuriaki, más, creo que después del 2000 se achicó mucho el abanico de bandas. Lo más importante que recuerdo de esa década recuerdo a Coxmox, Antipáticos, Iluminate, Buenos Aires Subterráneo, Mala Semilla. Algunos no sé, otros terminaron ahí. Se cortó la cosa. A partir del 2010 se empezó a acomodar las cosas de nuevo, las batallas, la Red Bull, nuevos nichos. Se generó un caldo de cultivo que explotó en el 2017.
Creo que las crisis dejan algo valioso después, y la pandemia es un poco así
En el sentido pandemia y todo eso, somos privilegiados. En casa, cómodos, conectados a internet. Súper agradecido. Puedo vivir y puedo vivir de lo que me gusta. A nivel más creativo y eso, paso mucho tiempo en casa, en mi lugar de creación. Más del que pasaba antes.