Las luces se prenden. Es la noche del 17 de marzo de 1998 y los miembros de Oasis aparecen por la parte izquierda del escenario del Luna Park. Noel Gallagher se coloca en uno de los extremos y se queda parado con la cabeza gacha, sin llamar la atención. Mientras, su hermano Liam se pasea con soltura y arrogancia, como un pavo real que exhibe sus plumas. Las lucen se prenden. A horas de cumplirse 18 años del primer show de Oasis en Argentina, la escena se repite. Pero ahora, es solo Noel quien se para en el centro del escenario.
“Olé olé ole olé, Noel, Noel”, canta el público antes de que la guitarra Gibson Memphis roja de Gallagher dé comienzo a Everybody´s On The Run, el tema que abre Noel Gallagher´s High Flying Birds (2011), su debut solista que lo llevó a visitar nuestro país en 2012. Mientras termina la canción, el inglés alza su mano derecha y señala hacia arriba con el dedo índice, lo que provoca gritos eufóricos entre los espectadores. Sin palabras de por medio siguen Lock All The Doors —que genera el primer pogo de la noche—, y In The Heat Of The Moment, dos de los mejores temas de su último disco Chasing Yesterday (2015).
“Hola, es genial estar otra vez en la jodida Buenos Aires”, dice Noel antes de calzarse su guitarra acústica para hacer Fade Away, la primera de las diez canciones de Oasis que tocará a lo largo de este show. Al igual que ocurrirá después con Sad Song, Digsy´s Dinner y The Masterplan —entre otras de su exbanda— el público reacciona distinto, las siente de una forma especial y lo demuestra cantando cada verso como si su vida dependiera de eso. Si bien el campo está dividido en dos por una barrera invisible: del medio para adelante, los que saben las letras de los temas solistas de Noel, y del medio para atrás, los que escuchan con atención pero en silencio. Pero la diferencia queda en el olvido cuando suenan las canciones de Oasis.
A pesar del paso del tiempo, Noel mantiene la claridad de su voz intacta y está acompañado por un grupo de músicos que lo potencian. Los High Flying Birds, que parecen conocerse de toda la vida, tocan las canciones nota por nota, igual que como están grabadas en los discos, pero le agregan un sonido crudo que les da más peso. Por otro lado, a pesar de su excelente performance, parecen ser los típicos sesionistas que acompañan a la estrella de turno. De hecho, Noel ni siquiera lo presentará.
Al contrario de la demagogia que lo caracteriza en sus declaraciones a la prensa, el show de Noel es sencillo, poco ostentoso y se centra en la música. No hay pantallas, no hay efectos especiales, casi no hay diálogo entre un tema y otro, y la escenografía se reduce a un telón negro colgado en el fondo con las iniciales de la banda, NGHFB.
“Le dedico este tema a todos los fans de Oasis”, dice Noel para presentar We Know We Can´t Go Back (Sabemos que no podemos volver atrás), por si quedaba alguna duda de su postura con respecto o a una posible reunión con sus excompañeros. A pesar de esta indirecta, pasados unos minutos, los fanáticos de Oasis no quieren darse por vencidos y piden a gritos Live Forever. “La cantan ustedes”, dice Noel, y rasguea durante un minuto una versión karaoke del clásico, que el público acompaña cantando. Fue uno de los mejores momentos de la noche.
En el final, y con el típico amague de no volver al escenario de por medio, llegan Listen Up, una versión de Wonderwall muy a lo Dylan, AKA… What a Life, y el cierre con Don´t Look Back In Anger, momento en que un póster del Kun Agüero aparece por arriba de las cabezas que estaban en la parte delantera del campo. En una hora y media, Noel Gallagher reafirmó que no piensa volver al confort de Oasis, el nido que lo vio crecer, y que tiene suficiente vuelo propio como para cargar por su cuenta con el rock de estadios de su exgrupo.
Fotos: Facundo Gaisler