Este sábado 3 de octubre, Nonpalidece va a encabezar un festival de reggae organizado por ellos mismos en el estadio de Platense, que va a contar con la presencia de bandas internacionales como Daara J Family (Senegal), Kenyatta Hill (Jamaica) y Ponto de Equilibrio (Brasil). El cantante y guitarrista, Néstor Ramljak, cuenta los detalles de este evento que está apuntado a tener público de todas las edades; lo difícil que es organizar este tipo de movidas y la actualidad de su propio sello discográfico que trabaja bandas de reggae locales.
¿Por qué surgió la idea de hacer el festival?
Cada vez que termina un año, intentamos plantearnos algún desafío que marque la línea objetivo. Para este 2015 nos habíamos propuesto salir de gira con Activistas a los países que solemos visitar, más que nada en Centroamérica y México, y hacer un concierto de características masivas con alguna pincelada de festival, con el control que implica la autogestión. Hacer algo que nos represente desde lo artístico. Pudimos trazar esos dos objetivos, y en el medio, salimos a tocar.
En México tienen un grupo de seguidores muy fieles…
Hace ya varios años que vamos y logramos encontrar un equipo de laburo que está potenciando más a la banda allá, editando el disco y haciendo un circuito que para nosotros, que somos una banda independiente, nos cuesta. Si bien hay buena recepción y tenemos un público que nos quiere, es un poco complicado porque somos una delegación de dieciocho. Estos últimos dos años se aceitó un poco más eso. Hace casi ocho años que vamos a México. Después estuvimos en Guatemala, El Salvador, Nicaragua, Costa Rica…
¿Por qué eligieron el estadio de Platense?
Hay gente del club que nos conoce y querían impulsar el club como una plataforma de shows. Lo planteamos hacerlo como un recital al aire libre, para toda la familia. Mucho público nuestro que tiene hijos nos pedía algo de este estilo para poder llevarlos.
¿Es complicado organizar un festival con bandas que vienen de países muy diferentes?
Es difícil. Estamos convocando bandas con logísticas muy diferentes. Daraa J Family viene de Senegal. Es una comunicación diferente, tan elemental como eso. No tenemos el contacto de Internet que hay con Brasil, por ejemplo. Todo es más lento, complicado. No hay embajada en Senegal, tienen que ir Marruecos; las visas tardan un poco más. Estamos expectantes de lo que vaya a suceder con los africanos. Ponto de Equilibrio es una de las bandas más fuertes del reggae en Brasil. Al otro día tienen un festival gigante allá, así que vienen, tocan y se van. También está Kenyatta Hill, que viene de Jamaica. Todo eso genera complicaciones administrativos extra. Estamos cumpliendo 19 años, tenemos un pequeño sello discográfico, gente muy copada que está laburando en esto y que allana el camino. Es difícil, pero no imposible.
¿Conocen esas bandas el lugar a donde vienen?
Yo creo que no tienen ni idea de a dónde van a parar [risas]. Aunque Daraa J es una banda que viajó mucho y es muy popular en un circuito europeo y más que nada en Francia. No es que sean muy tribales, no salen del corazón de Senegal. Todo esto se dio porque conocimos al mánager, que estaba acá en Buenos Aires y pegamos buena onda. De hecho, hace un par de años estuvimos a punto de viajar a Dakar a tocar con ellos, pero fue la época del brote de Ébola y se cayó, pero el contacto siguió.
¿El sello que crearon, Junco Discos, sigue activo?
Viene avanzando a paso lento. Por momentos Nonpa nos demanda mucho tiempo. Hicimos tres producciones fuera de la banda, que son Contravos, Cuatro Varas y El Natty Combo hace ya más de un año, y actualmente estamos trabajando en la producción de un disco de la banda Ron Damón.
¿Cómo ves el reggae nacional? ¿Pensás que ya está consolidado?
Creo que el reggae está consolidado. El reggae nacional ha tomado un lugar importante dentro del rock argentino. Hay por lo menos tres o cuatro bandas que suenan en las radios, y tiene un under muy activo. Algunas haciendo cosas muy interesantes, otras en el camino del aprendizaje. El reggae tiene una formación a nivel banda que necesita un ensamble real. Eso implica tiempo de pulir y que los músicos sean muy buenos.