“Ahora sí que estoy consciente”, con esa frase abre Paulo Londra su álbum debut Homerun. A dos años del lanzamiento de su primer single, “Relax”, el cordobés recién ahora puede frenar la pelota, mirar el marcador y percibir todos los triples que anotó. Hasta el momento, la corta carrera del rapero no tuvo pasos en falsos, a base de singles y pocas pero certeras colaboraciones creció lo suficiente como estar en un horario central del Lollapalooza Argentina 2019.
En el medio logró dos N°1 en el Billboard Argentina Hot 100, con “Cuando te besé” feat. Becky G y “Adán y Eva”. De los 18 tracks, 8 funcionaron como singles y entre ellos suman más de 2 mil millones de reproducciones en YouTube. Además, Londra es el artista nacional con más oyentes mensuales en Spotify, más de 16 millones. Todo esto invita a pensar que Homerun es el debut de un disco argentino más exitoso a nivel streaming, y por qué no del nuevo milenio.
Ahora, las nuevas canciones del cordobés ayudan con su letras a develar, en parte, todo el misterio que crece día a día alrededor de su figura. Londra es un acertijo hasta para sí mismo. Y por ahora, lo único que llegamos a comprender es que su acelerado crecimiento de freestyler a estrella pop latinoamericana se condensa en este primer disco.
Durante gran parte del álbum, el discurso parece ser el siguiente: él es un chico tranquilo, introvertido y que encuentra en sus amigos y familia un refugio. La apertura con “Homerun”, “Tal vez”, “Forever alone” y “Querido amigo” defiende esta faceta del cordobés que coinciden con sus historia de Instagram: asados y fernets con amigos, muchas risas y hasta cierta timidez para filmarse en selfie.
En otro tramos del álbum, el rapero de 21 años utiliza elementos del trap, dembow y reggaeton para cantar serenatas, y convertirse en una suerte de Romeo centennial disparando frases como: “Beba, ven conmigo y ya no hagas más caso / A los comentarios de to’ lo’ payaso’” en (justamente) “Romeo y Julieta”. Otro ejemplo está en “Solo pienso en ti” feat. De La Ghetto y Justin Quiles, donde también logra empatizar con su propia generación creando imágenes del día a día centennial: “Ella no sueña con un castillo / Sueña con algo má’ complicado / Ver pelis y comer mil Doritos / Con un hombre que no sea un tarado”. Y el discurso se refuerza en “Por eso vine” cuando dice: “Traje chocolates y una buena charla”.
Sin embargo, en el misterio que encierra su imagen algunos de sus nuevos tracks ayudan a mostrar un costado más rabioso y picante del cordobés. Hasta el momento “Condenado Para el Millón” era casi el único track que lo mostraba con soberbia (“La hienas nunca pueden con el Rey León / Lobas locas por verme en el club”). De a trazos Paulo infla el pecho y esconde al De a trazos Paulo infla el pecho y esconde al chico “aburrido, perezoso y dormilón”. Por ejemplo; en “So Fresh”, uno de los tracks más hiphoperos, dispara: “Ey, mami, no me muero hasta mi Grammy”; sobre el final de “Maldita abusadora” haciendo referencia al dibujo animado Bob Esponja comenta: “Después le damos la receta de la cagreburguer”. Enseguida, su pana Ovy On The Drums responde: “Nosotros somo los jefes de Don Cangrejo”. En el cierre del disco que trae “Sigan hablando de mí” redobla la apuesta diciendo: “En mis temas yo soy el compositor / Ustedes para eso a alguien le pagan / Entonce’ no fronteé con eso / Yo tengo talento, ustedes plata”.
Homerun tiene una columna vertebral sonora que no abandona en ningún momento al inconfundible color de voz y a la personal forma de frasear de Paulo. En ese aspecto, existen puntos en común con obras que representan un concepto concreto a lo largo de los tracks, que se van sucediendo con más o menos capas, como pueden ser Views de Drake o % de Ed Sheeran. Además, el fino trabajo del colombiano Ovy On The Drums en la creación de beats y producción artística invita a una obligada segunda pasada, que descubre los detalles y arreglos de canciones qué marcan un estilo propio bajo el aura de Big Ligas, el management qué lo ampara.
Actualmente, y tomando consciencia de la magnitud de este debut, el universo de Paulo se asemeja a la atmósfera que rodeó (y todavía rodea) las carreras de artistas como Justin Bieber o Luis Miguel. Fenómenos culturales -y mega populares-, que a pesar de los enigmas que cargan, lograron romper desde sus comienzos cualquier tipo barreras y prejuicios. Homerun es tan solo el primer pincelazo de una obra de inimaginable desarrollo para la industria musical mundial.