
“¿Qué es una loopera?”, se escuchó anoche en el Estadio Único de La Plata cuando se presentó Edward Christopher Sheeran. Respondiendo técnicamente, se trata de una pedalera, que graba y samplea sonidos en vivo y con la cual este jóven de 26 años monta hits como Lego House, Don´t o Photograph entre otros temas que lideran los charts desde su debut en 2011. La performance no tuvo a ningún otro músico que lo acompañe.
Los loops permiten que una sola persona pueda generar e interpretar en vivo todas las armonías, melodías y ritmos de una canción sin necesidad de acudir a otros músicos, dj´s o pistas pregrabadas. El efecto es hipnotizante. Ver como se arman los tracks desde cero, repitiendo patrones, le permite al espectador ingresar en una suerte de mantra –la referente en la materia acá es Juana Molina– . Letras que interpretan el amor y las relaciones de una generación combinadas con una voz virtuosamente afinada, explican porqué Ed Sheeran convoca el doble de público que los principales festivales de Argentina.
Antes Benjamín Amadeo -que presentó su álbum debut nominado a dos categorías de los Premios Gardel- pudo indagar en el gear del pelirrojo y comprobó que para amplificar una guitarra y un micrófono en predios tan grandes son necesarias tres de esas looperas. Una para la voz, otra para la guitarra y una tercera para los ritmos que compone golpeando las cajas, en su mayoría, acústicas. Así durante las dos horas de un show que comenzó puntualmente a las 20:30 y donde se disfrutaron 20 canciones que solo se detuvieron para verlo tomando agua y hablando a una audiencia -en su mayoría de mujeres- entre tema y tema. “Vengo de un pueblo ganadero muy chiquito en Inglaterra y, para mí, triunfar en mí país ya era un sueño casi imposible. Poder venir a Argentina y que tanta gente venga a mi show, es increíble”, compartió.
«Quiero saber si son el país que más fuerte grita del mundo», desafió luego. El efecto de Castle on the hill y, sobre todo, de Shape of you -número uno del Billboard Hot 100 durante 11 semanas- sumado a su primera visita en el Luna Park hace dos años multiplicó la audiencia de este show producido por Move Concerts -en simultáneo con la serie de shows de La Beriso en Obras-.
«Lo único que espero de ustedes hoy es que canten todos los temas conmigo. Esto va a estar bueno”, anticipó al comienzo. Quedará el recuerdo del músico minimamente acompañada por una pantalla detrás y dos más verticales a los costados que amplificaron el rostro y los tatuajes de este inglés de 1,73 metros, que se las ingenia para completar un estadio con canciones, en su mayoría románticas como The A team o Thinking out loud -ganadora del premio Grammy como mejor canción 2016- y que cuando levanta el ritmo como en Sing logra unir en canto a todos los presentes. Para Sheeran, una cuarta loopera.