“Tuve la suerte de estar en el lugar justo y en el momento indicado”, dice Ecko, consciente de que la clave de su actualidad fue haber elegido el camino correcto. Lo que más le gusta es el escenario. “Yo soy puro agite, puro pogo”, se define, y asegura: “Más allá de las reproducciones y la repercusión en las redes, lo que vale es estar arriba del escenario con la gente. Eso que te transmiten, esa euforia, cómo gritan tus temas”. Algo parecido canta en uno de sus últimos hits, “Rolling Stone”: “No le gustaba el trap pero sí el rock and roll / Hasta que me vio tocando como un Rolling Stone / Rolling Stone, ey / Soy Jim Morrison en los Doors”.
Ecko es Ignacio Matías Spallietti, o Nacho. Entre los tres nombres configura su propio personaje. Trata de complementarlos, de que haya un poco de Ecko en Nacho y viceversa, y dice que siempre trató de ser él mismo. Uno de los mejores momentos que vivió arriba del escenario fue hace algunos meses, en el Mueva Fest, cuando él y sus amigos se dieron el lujo de llenar el mítico Gran Rex. Justo era el día de su cumpleaños número 19, y su mamá, que no le dice “Ecko” sino “Nacho” –y cuando se enoja, “Ignacio”–, apareció por sorpresa en escena con una torta en sus manos. Todo el público –sold out– le cantó el feliz cumpleaños y él dijo al micrófono: “Es el mejor cumple de mi vida”.
Pero hace algún tiempo, Ecko apenas imaginaba su futuro. En 2016, cuando todavía era ese pibito que venía de Villa Luzuriaga, partido de La Matanza, protagonizaba algunas de sus mejores batallas ante Trueno, Wolk o MKS en El Quinto Escalón, y empezaba a sacar sus primeras canciones (“D1sputa”, “Dealer de Skilles”), mucho más ligadas al rap que al trap. Más adelante, gracias a su buen desempeño en el mundo del freestyle, viajó a España para competir y aprovechó para cantar “Dorado», uno de sus últimos temas, con otro sonido y un mensaje claro: “Me estoy tiñendo de dorao’ yaoh, yaoh / Estoy sonando en todos laos, lao’ lao’ / En el trap game estoy pegao’ yao / Y si me tiran vengan que estoy preparao’, yeh, hey”. Lo que más le sorprendió fue que los españoles ya se lo sabían.
“Es un honor escuchar que hay un argentino cantando en otro país. Estás llevando lo tuyo, lo de tu tierra –asegura Ecko–. Por ejemplo si voy a otro país y estoy tocando ‘Rompe’, o alguno de los temas que van a salir ahora, mucho más movidos y que representan a la Argentina, la música del barrio… porque… vamos a ser sinceros, yo me crié escuchando cumbia. Si llevás algo del barrio a otro país, ya estás representando”.
Entre sus canciones más escuchadas aparece “Piso”, con más de 30 millones de reproducciones en YouTube, el hit que grabó con Bhavi y que produjo Omar Varela, de Mueva Records. La unión de estos artistas nació por iniciativa del productor, que los presentó de manera virtual y los incitó a hacer un tema juntos. “Bhavi me pasó dos referencias, ‘Piso’ y otro tema más. No íbamos a grabar ‘Piso’, pero cuando lo escuché era otra cosa, me llamó mucho más la atención –recuerda Ecko–. En el viaje a España me puse a terminar la letra. Ahí, arriba del avión, terminé un montón de temas, tenía como 12 horas de vuelo de ida y de vuelta. Cuando volví, grabé mi parte y se la pasé a Bhavi. Todavía no lo conocía personalmente, porque él estaba en Bélgica, pero ya había mucha buena onda”.
La modalidad de colaboraciones es una constante en los artistas de esta escena. Y como revela Ecko, no hace falta que estén en el mismo estudio ni en la misma ciudad. Para eso existe Internet. Ecko alcanzó muy buenos números –es decir, dividendos– editando canciones con otros colegas. Para ejemplos están “Mi cubana” (más de 44 millones de reproducciones en YouTube), con Cazzu, Khea y Eladio Carrion; o “Rebota” (más de 54 millones de reproducciones en YouTube), con Iacho, Khea y Seven Kayne. Estar adentro del “círculo”, como lo define, le da otra perspectiva. Incluso a la hora de compartir un rato con algunos de sus ídolos. “Desde adentro, podés llegar a conocerlos, saber qué piensan o aunque sea tener el gusto de hablar con ellos –asegura–. Con muchos artistas podés llegar a coincidir, a tener una buena relación. Con otros te puede pasar que sean completamente distintos a vos, pero por ahí, para un tema que sea completamente diferente, puede sumar”.
Cuando escribe, Ecko dice que se basa en “las emociones y en lo que esté pasando en el momento”. Y ejemplifica: “En el avión, haciendo lo que quiero, escribo sobre lo que quiero. Pero si tengo ganas de hacer un tema más reflexivo, más mío, necesito hacerlo solo. Estar en mi casa, probar una y otra vez frente al micrófono”. Disfruta de escribir sus propias canciones, grabar la voz, pulirla, y después salir a buscar al productor adecuado. Algunos le gustan más por su forma de mezclar, otros por cómo hacen las pistas. “Ahora estoy tratando de ser lo más independiente posible”, asegura.
Pero cuando habla de independencia también se refiere a la de elegir a quienes lo rodean en su camino. Él prefirió a sus amigos de toda la vida. “Estoy trabajando con las mismas personas de siempre. Son mis amigos desde mis inicios, desde el día cero –insiste–. Están pasando muchas cosas buenas, pero la gente no lo ve así. Pude haber elegido contar con un montón de profesionales, porque este es bueno en una cosa, aquel en otra. Pero en vez de hacer eso, decidí enseñarles a mis amigos. La plata, si bien te puede brindar más poder o el respeto de otros, me da lo mismo. Mis amigos me siguen tratando igual, tenga o no tenga plata. Sea famoso o no”.