Figura idolatrada por el público teen y apenas veinteañeros, la popular cantante y compositora inglesa de 22 años llenó la sala de Colegiales y dio un show a toda máquina, antes de abrir los dos conciertos de Coldplay.
A poco menos de dos años de su primer single (New Love), Dua Lipa es poco menos que la nueva estrella del pop. Ya lanzó su álbum debut y cinco singles más; y el más reciente, New Rules, se ubicó en el primer puesto del chart inglés. Aquí vino como telonera de Coldplay, pero para alegría de sus numerosos fans se presentó en un sideshow antes de cantar dos noches en el Estadio Único.
Llenó completamente el Teatro Vórterix, donde casi dos mil fans adolescentes y apenas veinteañeros no pararon de gritar, cantar, sacar fotos y filmarla. Durante una hora y cuarto, fue una fiesta pop con unos pocos momentos de calma y muchos tramos de EDM y house, con una sobria pantalla de video que solo mostraba su nombre bien grande.
Subió a las nueve en punto de la noche, y tras una introducción a cargo de sus tres músicos −dos en teclados y uno en batería−, abrió con Hotter Than Hell. Lucía un top negro y un pantalón gris muy ancho y de tiro alto, con una bandera argentina enganchada en el bolsillo trasero, seguramente regalo de un fan en el ingreso a la sala. Su característica voz levemente ronca sonó impecable y su baile con brazos en alto contagió entusiasmo y energía en todo momento.
Antes de Dreams, pidió palmas, y hacia el final, expuso un hipnótico bailecito tribal y enganchó enseguida No Lies. La gente se dio el gusto de mostrarle el clásico “¡Olé olé olé, Dua, Dua!” y ella agradeció haciendo la silueta de un corazón con las manos. Tanto Lost In Your Light como la balada Garden, con intro de piano, fueron reconocidos al instante por todos, y se armó un clima diferente tras tanta euforia. Con su hit Last Dance se paró al lado de uno de los tecladistas y cantó en su tarima, hasta lanzarse en otro baile poseído. Después, contó lo maravilloso y sorprendente que era todo, y confesó estar muy entusiasmada con los que ocurría. Cantó otro éxito, Blow Your Mind, con su clásico remate del sonoro besito “¡Mwah!” y lo unió con Thinking ‘Bout You, una canción donde solo la acompañó una guitarra eléctrica.
A esta altura, el fervor (y el calor) era tremendo, a tal punto que Dua Lipa pidió que la gente por favor diera un paso atrás, porque la gente de las primeras filas estaba muy apretadas. Sin salir del terreno de la balada, hizo New Love y la gente se prendió en el final con palmas y coros. La banda volvió íntegra para una excelente versión de Genesis y No Goodbyes, una épica power ballad con Last Dance. Siguió con el tono empoderado de IDGAF (o sea “I don’t give a fuck”), con dedito medio haciendo “fuck you” en el estribillo.
Ya en el tramo final, llegó la imbatible seguidilla de Scared To Be Lonely (compuesto con el DJ Martin Garrix) y Begging, intercalando muchísimos “Thank you!” antes de dejar el escenario. Pero aún faltaban los bises: primero la mega-balada Homesick, luego Be The One y el remate con su fulminante New Rules, con saltos y arenga.
Dua Lipa vino, vio y venció, como toda una gladiadora del pop. Ahora vendrán sus shows con Coldplay, donde seguramente se sume Chris Martin en Homesick, pero eso será más adelante. Por ahora queda la confirmación de su popularidad y talento.