Alcazaba es el primer álbum de dinastia, el proyecto del cantante, productor y actor Julián Larquier Tellarini. Para Alcazaba, Larquier trabajó codo a codo con el productor 0-600 (Federico Ferrer). ¿El resultado? Un imaginario febril con un sonido de vanguardia, como dicta el comunicado de prensa.
En Alcazaba, dinastia reúne siete canciones que combinan R&B alternativo, ambient y hip hop digital. Cada sencillo funciona como capítulo de las desventuras de un caballero atrapado en un laberinto. El trabajo cierra con una balada con Lara91k como invitada.
dinastia anticipó la obra con «No Muerto», con un video dirigido por Tomás Terzano donde protagoniza a un vampiro deambulante por Buenos Aires, y «La Voz de Mil», un scroll hacia arriba tratando de atrapar la canción entre apps y memes. Por último, el 15 de noviembre lanzó el video de «Snooze».
Por Josefina Armendariz
Tu primer proyecto solista, ¿cómo te sentís?
Un montón de cosas, es como la metáfora de parir un bebé. No tengo hijes, pero siento que es un proceso muy grande que implica un montón de procesitos, «duelos». Nunca me había imaginado como solista, tuve una banda durante 10 años y siempre me sentí cómodo en ese proceso de componer y tocar con una banda en vivo, todo eso me hacía muy bien. La banda se separó y vi la necesidad de seguir haciendo música, de mostrar la mierda que hago y me junté con 0-600, que me ofreció hacer un EP. Al final se desarrolló un poquito más y se fue armando. De repente, vi que tenía un proyecto solista.
Decir «proyecto solista» suena fuerte, ¿no?
Mal. Escuchar mi nombre, ver mi cara en una cartelera. Yo no tengo esa personalidad… en verdad un poco sí, porque sino no lo estaría haciendo. Aunque no me sale tan natural, necesito ponerme una armadura como hice en tapa, o pelarme y hacer de vampiro. Necesito entrar en una porque sino no me nace.
Por más orgánico que parezca, lo veo como un proyecto muy sólido
Sí, re. Yo soy neurótico de naturaleza y las cosas que me gustan las pienso un montón. Las que no me gustan también. Cuando me copo con algo, en su organicidad lo trato de machacar y me empiezan a salir ideas que disfruto mucho. Un videoclip, una tapa, una letra, un audio en un tema, más allá de la música, que es lo más importante.
¿Cómo pasó de ser un tema a ser un proyecto más grande?
Me costó un montón. Cuando 0-600 se acercó y me dijo de producirme un EP yo adherí. Estaba preocupadísimo con qué iba a hacer con mi relación con la música, después de 10 años de una banda. Es un proceso difícil salirse de ahí. Que venga él, que es un peso muy pesado de la música que se escucha hoy – por no decir trap, rap, lo que sea – me sirvió un montón. A partir de ahí, me cayó la ficha. Iba a darse un proceso grande de cómo sonar, qué contar. De ahí, mil etapas. Me armé un universo más oscuro, de monstruito y eso ya me dio una pauta para seguir, no haciendo versiones de canciones de monstruo, sino como un color.
¿Qué opinás del rol de un productor cada vez más visible?
Eso me parece muy lindo, muy justiciero porque durante muchos años no se veía eso. En mi caso, 0-600 estuvo al lado mío durante todo el proceso, entonces siento que es parte de todo. Me parece muy importante que figure ahí. En general, de la escena del trap, me parece que está re bien. Ahora ponen feat. también y es raro, como un nuevo lenguaje. Porque el feat. generalmente es el invitado. Me parece que está re bien y es divertido. Pero siento que en la cultura de Instagram, todos somos protagonistas de algo. Los fotógrafos detrás de las cámaras son muy populares, por ejemplo. Hay algo de cultura popular ahí.
¿Y de la escena del trap?
Me parece genial. Yo siempre escuché hip hop, rap, incluso antes de que llegue acá, cuando no era en español. A mí me encanta esa música. Me pasa un poco, por mi personalidad, que cuando algo se repite tanto, a mí me empieza a saturar, pero bueno, son procesos. Va a ir decantando lo que tenga que decantar.
¿Sentís que en tu disco pudiste experimentar todo lo que tenías para experimentar?
Sí, re. Por suerte igual tengo hambre de seguir experimentando y probar cosas nuevas, hacer una música más accesible quizás. Más digerible, menos raro. En mi música puede pasar, pero siento que tengo un cartel adelante que dice «raro». Me gustaría jugar para que no lo tenga, por más que es lo que más me gusta, lo que más me sale.
Qué loco cómo pelean esas dos cosas…
Y en mi cabeza, no te das una idea. Todo el tiempo. Lo popular o hacer algo popular con algo diferente a lo popular.
¿Por qué Alcazaba?
En mis letras se repetía mucho «castillo», «espada», «Dinastía» también te lleva a algo medio de una época. El concepto para mí era castillo. No quería que se llame así, entonces busqué palabras y me crucé con Alcazaba. Me encantó.
¿Sentís que se parece un poco a vos mismo?
Sí, y creo que también yo me fui acoplando a este concepto. Me fui creyendo lo que iba armando.
Me intriga saber para dónde puede ir este show por streaming
A mí me re intriga también. Me está estresando un poco, tengo muchas ganas de desarrollar esto, pero bueno, pandemia mundial. Nunca pude proyectarme en un escenario y entender cómo sonaría mi música. Ni siquiera probar en una fecha tranca. Estas semanas voy a probar y creo que me imagino unos temas a piano y voz pelada y otros que suenen con pista y por ahí con algún arreglo.
¿Te faltó un poco de instrumento en Alcazaba?
Sí, lo sentí mucho al principio. Cuando empezábamos a componer, no entendía muy bien su propuesta. Me costó entrar en lo del loop, pero siento que llegamos a un lindo equilibrio entre lo orgánico y lo electrónico y moderno de la música.