Después del cimbronazo que vivió Mendoza con el rock denominado “latino”, tuvieron que pasar algunos años para que otros sonidos comenzaran a expandirse. Las nuevas generaciones de músicos cuyanos decidieron vincularse a su propio contexto y desde allí construir un sonido genuino y personal. Esto no quiere decir homogéneo ni anclado a un solo género. Su presencia es cada vez más grande en los circuitos con impacto, y sus canciones están disparando nuevos puntos cardinales.
Darío Manfredi es uno de los directores y creadores de Revista Zero, publicación mendocina clave para entender la música joven de la región. En contacto con Billboard, arriesga un mapeo que muestra la génesis de esta nueva generación de músicos: “Los puntos en común que pueden destacarse tienen que ver con haber sido parte de bandas de rock. Mariana [Paraway] con Prismal, Mi Amigo Invencible y su comienzo en Goonies, o la participación de Mariano Dicesare en Fuera de Tiempo, con una impronta mucho más punk. [Emilio] Cardone con Tobogán Andaluz, Juampi Dicesare con Jona Muh, [Pablo] Di Nardo con La Flor del Cerro Azul. Otro punto en común tiene que ver con la búsqueda incansable dentro de la escena mendocina. Todos ellos fueron músicos que mantuvieron la escena inquieta, que no se detuvieron a esperar nada, que supieron también trabajar en conjunto, aunque la modalidad de ʽcolectivoʼ aún no empezara a ser protagonista en el movimiento musical, ya sea por cuestiones de sangre, como es el caso de Mariano y Juampi Dicesare, o por cuestiones musicales, como lo fue aquel proyecto Ahmanos, formado por Juan Farré y Pablo Di Nardo, quienes fueron los primeros de esta generación en radicarse en Buenos Aires en busca de otros oídos”.
Algunos de estos artistas están presentando discos nuevos. Varios de ellos eligen afincarse en Buenos Aires por cuestiones de movimiento y conexión social. No tanto por impacto y prensa. Hay fronteras que desaparecieron hace ya un siglo por el módem y el wifi. Una de las mayores repercusiones en la escena fue la de Mariana Paraway y su disco Hilario (2014), editado por el sello Concepto Cero. Su próximo paso es La flecha, pautado para que se libere por las redes el 15 de septiembre. Una sirena de la cordillera que mezcla pop y folk con instrumentaciones electrónicas y acústicas, y logra, sobre la base de composiciones propias y ajenas, un matiz que, con el tiempo, puede llegar a ser telar entre Cuyo y La Pampa más húmeda. Mariano Dicesare concentra el poder musical entre su proyecto solista (El Príncipe Idiota), el de su banda (Mi Amigo Invencible) y la conexión con su hermano Juampi, que a raíz de su nuevo disco, se hace llamar “Monotoro”. Llegando a sus primeros diez años de vida y a punto de presentar un EP, Mi Amigo Invencible es ya referencia para las nuevas generaciones de músicos. Y el tiempo en 2017 es así: aunque estos artistas suenen como emergentes, hay una nueva tropa que se adueñó definitivamente del año musical.
Las etiquetas musicales, aunque a veces obsoletas, siguen sirviendo como punto de partida. Por eso, a la oleada de músicos mendocinos se la puede encasillar en el nuevo indie cuyano. Sin que esto encierre una concepción estética, hay en estos jóvenes músicos un contexto que los abraza y los proyecta al under bonaerense. Luca Bocci, Simón Poxyrán y sus Perras on the Beach, y el sonido de Usted Señálemelo podrían ser el inicio de una andanada incompleta.
Este año, el joven Bocci presentó su primer disco solista, Ahora. Hay un tratamiento de la canción pop que navega entre una psicodelia mansa, la ternura compositiva de los primeros amores y el apuro por esas pestañas abiertas que brillan de manera intermitente. Con 21 años, las 21 ventanas de Internet son casi nada para el músico. En mayo, Usted Señálemelo editó lo que seguramente sea uno de los trabajos más interesantes del año. II es el segundo disco del trío conformado por Lucca Begueri Petrich, Gabriel Orozco y Juan Saieg. Su sonido definido como alterlatino hace implosión en la escucha multigenérica que traen las nuevas generaciones de plataformas digitales con música infinita.
La revelación de Simón Poxyrrán ha sido tema de los medios. La rebeldía y el espanto que puede llegar a generar este nuevo artista son pilares para una cultura juvenil. La cuestión pasa por ver qué tipo de herramientas se manifiestan a su alrededor: la autoexposición digital, el descreimiento social, pero abrazado a su círculo social, y los amores en tiempos de bullying poscapitalistas. Sin embargo, a todo eso, Simón todavía banca uno de sus primeros conceptos: Chupalapija. O como lo dijo en este medio: “Aprendí que la vida es una pija, pero que está rebuena”.
Mariano Dicesare, puntal de la nueva composición, reflexiona sobre el momento de la música de Mendoza y agrega nombres: “Me gusta mucho lo que están experimentando los chicos que cuando me fui de Mendoza (2007) tenían 12 o 13 años, y ahora vuelvo y están prendidos fuego. Bandas como Usted Señálemelo, SAM, Alicia y muchas más que no conozco por la distancia, están laburando a un nivel que nosotros a esa edad curtíamos poco. Los pibes nacieron con la comunicación y la deep web encima. Ahí se nota mucho la intensidad en generar un estilo propio y experimentar con rarezas de lo contemporáneo, a veces bueno, a veces malo, a veces de moda y a veces verdadero”.
“Además de estos chicos, lo que más me gusta es la renovación sonora de los amigos con los que ya veníamos trabajando desde nuestro tiempo –dice Dicesare, y sigue ampliando el panorama–: El último disco de Lavanda Fulton, el último de Emilio Cardone, los tres microdiscos de Las Cosas que Pasan, El Desastre y el Chimba; así como los experimentos de Fideos con Tuco, me dan a entender que en Mendoza no se guían más que por la propia experimentación, alejados de cualquier estilo definido”.
Parece que La Plata, si de rock independiente se trata, suma un competidor en pos del desarrollo de grandes discos. Bienvenida la región de Cuyo, entonces, para seguir festejando el jugo de una época de oro.