
Décadas antes de que las opulentas estrellas de rock y pop se apoderasen del Gulfstream V, un jet de negocios, existía el Starship, un Boeing 720 de United Airlines; este fue reformado a principios de 1970 por el ídolo de las adolescentes Bobby Sherman y su mánager, Ward Sylvester, para que fuera un ámbito de relajación y placer aéreo. El avión surcó los cielos al servicio de Led Zeppelin, The Rolling Stones, Deep Purple, The Allman Brothers, The Bee Gees, Elton John, Peter Frampton y Alice Cooper, entre otros.
El Starship derrochaba vulgaridad y ostentación: cocaína, corpiños y tranquilizantes eran fáciles de encontrar. Tenía un dormitorio con una cama de agua king-size, una sala con una falsa chimenea, una barra de bronce de diez metros que incluía un órgano eléctrico, un prehistórico sistema de video provisto con toda clase de material —desde Garganta Profunda hasta Sopa de Ganso—, y dos azafatas para atender a los rockeros de pantalones aterciopelados que recién salían de sus conciertos en el Madison Square Garden.
“Un fucking palacio aéreo lleno de gin”. Así lo caracterizaba Richard Cole, el manager de gira de Zeppelin. David Libert, mánager de gira de Cooper, lo definió como “la versión grasa y rockera del avión presidencial”.
Era una demostración de lo bien que lo estábamos haciendo. «¡Whoope! Debemos ser grandes: ¡Hemos logrado subir al Starship!». -Peter Frampton
Se dice que Mick Jagger quedó boquiabierto la primera vez que subió a la nave. La mayoría de los artistas nuevos ricos que abordaron el Starship pensaban que el avión era una exhibición de lujo y decadencia. Y para la época, probablemente lo era. Había costado USD 200.000 remodelar ese Boeing 707 de cuatro turbinas y se alquilaba a USD 2500 la hora de vuelo. De este modo, el Starship se convertía en un potente símbolo de supremacía en el mundo del rock ‘n’ roll.
Con sus 65 años, Frampton rememora: “Viajar en él indicaba que estabas en la cumbre”. El compositor de Baby I Love Your Way alquiló el avión durante su Frampton Comes Alive! Tour. “Entonces supimos que estábamos haciendo las cosas bien. Pensábamos: ‘¡Whoopee! Debemos ser grandes; ¡hemos logrado subir al Starship!’”. En 1973, Led Zeppelin tomó la innovadora decisión de alquilar el avión, después de un inestable vuelo en un pequeño Falcon 20, desde Oakland hasta Los Ángeles. En ese momento, la banda era víctima de una desmerecida mala prensa —la Rolling Stone se burló de ellos al sugerirles que se cambiasen el nombre por Limp Bimp (que en castellano sería algo así como gordos, rengos e impresentables)—. Pensaron que la nave podría hacer que la banda obtuviese un poco de respeto. “Fue una herramienta extremadamente útil porque se invitaba a los periodistas al avión… y de ahí en más, la historia se escribía por sí misma”, dice Danny Goldberg, el publicista de Led Zeppelin durante la gira, quien fue contratado para mejorar las críticas de los medios. Y agrega: “El factor novedad fue determinante”.
«Sexo oral en las turbulencias»: el recuerdo favorito de Robert Plant.
Led Zeppelin quedó asociado para siempre con el Starship cuando el grupo posó junto a él para plasmar ese instante en el icónico retrato que Bob Gruen tomó en 1973. “El hecho de que estos chicos, que ni siquiera tenían que abrocharse sus camisas, tuvieran su propio avión resume la decadencia y excesos de la década del 70”. La foto ha sido desde entonces un referente para los aspirantes del rock ‘n’ roll.
“Dave Bryan [tecladista de Bon Jovi] y muchos otros músicos me dijeron que cuando vieron esa foto, supieron de inmediato que eso era lo que querían”, dice Gruen. Shep Gordon, mánager de Cooper, pasó muchos años puliendo la imagen de la banda para que se vieran como príncipes adinerados del rock —especialmente cuando no lo eran—. Alquiló el Starship para la segunda parte del Billion Dollar Babies Tour de 1973. “Shep quería que Alice fuese el más grande, y Alice estaba en el apogeo de su carrera en ese momento”, dice Libert. En esos tiempos, en los Estados Unidos había escasez de nafta. Libert tenía que sobornar a las estaciones de servicio para que proveyeran de nafta a los camiones de la gira. Sin embargo, en medio de esta crisis, el Starship, junto con sus cuatro turbinas devoradoras de combustible, voló. Cuando Cooper la alquiló, varios signos de dólar abrazados por serpientes fueron pintados en la cola de la nave. “Aun con la falta de combustible que sufría el país, nosotros seguíamos volando. Eso era cool para nosotros. Encajaba con la imagen extravagante de Alice”, añade Libert.
“Aun con la falta de combustible que sufría el país, nosotros seguíamos volando. Eso era cool para nosotros. Encajaba con la imagen extravagante de Alice”. -David Libert, mánager de gira de Alice Cooper.
Ahora bien, ¿cómo era la vida a bordo del Starship? La primera vez que The Allman Brothers lo abordaron, fueron recibidos en el salón de fiestas con líneas de cocaína sobre la barra que rezaban: “Bienvenidos, Allman Brothers”. Robert Plant comentó una vez que su recuerdo favorito del avión era “el sexo oral durante la turbulencia”, y Goldberg dice que el temido manager de la banda, Peter Grant, solía desaparecer con muchachas y no volvía a aparecer hasta el final del vuelo.
“Llegábamos hasta el avión en una larga fila de limosinas. Nos bajábamos en la pista de aterrizaje y nos subíamos al avión. Era una eterna fiesta”, cuenta Frampton. El músico tiene un vago recuerdo de colarse en la suite principal durante el vuelo y adueñarse del bar. Para escapar de los controles de los inspectores y de sus perros rastreadores en el aeropuerto, escondían la droga “entre la ropa sucia que usábamos en el escenario”.
Mientras que el comportamiento de las estrellas de rock en la en 2015 es apenas reservada, la revolución sexual en los principios de los 70 permitió una carnalidad desprejuiciada y libre. En la gira de Cooper, Libert utilizaba el sistema de sonido del avión para comunicar las “puntuaciones de pelota”, una enumeración de las indiscreciones sexuales de la noche anterior. Libert recuerda que Cooper le advirtió una mañana después: “No quiero estar en tus malditas ‘puntuaciones de pelota’. Será mejor que no escuche mi nombre”. Entonces Libert anunció: “el que más anotó anoche fue… me temo que no puedo mencionar su nombre, pero les daré una pista, ¡es una gran estrella!”.
Para escapar de los controles de los inspectores y de sus perros rastreadores en el aeropuerto, escondían la droga “entre la ropa sucia que usábamos en el escenario”.
A pesar de la vida alocada a bordo —la esposa de un ejecutivo de Atlantic Records recuerda cuando Grant se paseaba con un arma de fuego en un vuelo a Pittsburgh mientras el resto de los pasajeros tomaba cocaína— el Starship terminó simbolizando el aislamiento de las estrellas de rock de los 70. Los artistas se alejaban cada vez más de la vida cotidiana.
Danny Markus, un exejecutivo de Atlantic Recods, cuenta que en un concierto de Led Zeppelin en Minneapolis, mientras la audiencia pedía fervorosamente más canciones, la banda ya estaba camino a abordar el Starship. “Me estaban sirviendo langosta mientras el avión estaba en la pista, y la gente estaba en el estadio esperando por más”. De gira con los Allman Brothers, Gruen vio a un miembro de la banda —no recuerda cuál— “partiendo del hotel en su salida de baño. Se metió en su limo, que paró a pocos paso del avión, caminó unos metros, ingresó de nuevo a la habitación para volver a dormir”.
Mientras la audiencia pedía fervorosamente más canciones, la banda ya estaba camino a abordar el Starship. “Me estaban sirviendo langosta mientras el avión estaba en la pista, y la gente estaba en el estadio esperando por más”.
Explica Libert: “Todo el mundo estaba un poco asombrado por el avión al principio, pero ninguno quería ser visto como alguien que experimentaba esa sensación. Así que al poco tiempo, asumían una postura como que daban todo por sentado, como diciendo ‘así es como voy al trabajo’”.
La situación económica y los sedientos motores pusieron fin al reinado del Starship en solo cuatro años. Frampton fue el último en alquilarlo antes de que fuera dado de baja y desmantelado en 1982.
Gregg Allman luego lamentaría la atmosfera sofocante que envolvía a los Allman Brothers en los días a bordo del Starship. “Todo estaba fuera de control innecesariamente. Teníamos a un tipo cuyo único trabajo era abrirnos la puerta de la limo”, escribió en su memorias en 2012. “Cuando los Allman Brothers nos metimos en ese maldito avión, fue el principio del final”.