Algunas luces navideñas encima de los amplificadores, un par de mechones menos y el kilometraje que dan tres años de convertirse en una protegida del rock moderno; si es que todavía fuese correcto enunciar tal cosa frente al avance desenfrenado del trap y el hip hop. Eso es todo lo que separa a la Courtney Barnett del 2019 de aquella que vino por primera vez a Buenos Aires en 2016 para tocar en el marco del cónclave indie llamado Music Wins, y en este mismo escenario de Niceto Club.
La sociedad con Kurt Vile en Lotta Sea Lice permitió que la australiana adquiriera nuevos elementos a su vocabulario sonoro. Lo pone en claro con el inicio de “Hopefulness” y “City looks pretty”, de su último álbum Tell me how you really feel. El primero sirve como una introducción bucólica de tranco lento, mientras que el segundo es un número guitarrero sacado de su plantilla a la Liz Phair que al promediar encuentra pasajes de space rock que antes no había. Ella maneja ese clímax a gusto y recién abre el diálogo con una rabiosa versión de “Avant Gardener”. El público le devuelve una reverencia cómplice. “Es hermoso estar acá de vuelta”, admite.
La cuenta del tiempo muestra también la firme relación con su banda. Bones Sloane en bajo y Dave Mudie en batería no solo ayudan en generar espacios para que Barnett se suelte en licks arpegiados durante “Small Talk” y “Depreston”. También colaboran haciendo armonías (sus voces resultaron esenciales en “Are you looking for yourself” y “Lance jr”). Barnett se sacude con su guitarra al borde del escenario y despierta el pogo desenfrenado de los que están contra la valla.
Llegando hacia el cierre, luego de una seguidilla de canciones compactadas en una hora de poca charla y algún pañuelo verde colándose sobre el pie del micrófono, el trío se despachó con “Pedestrian at Best”. Aunque todavía quedaba espacio para algunos bises. El reconocimiento en solitario hacia Vile en “Let it Go” (“Ojalá podamos venir juntos pronto”, dijo) junto con “Kim’s Caravan” y el viejo “History Eraser” dieron fin a una noche que −sin sobresaltos− se apoyó cómodo en las garantías que da el rock de la australiana.
Fui a ver a Courtney Barnett y no saqué ninguna foto o grabé un video. Es más ni saqué el teléfono de mi bolsillo. Ahora no sé si fui o no.
— Ángel Del Re (@angeldelre) 27 de febrero de 2019