
Cuando uno repasa cómo se forjó y consolidó el trap en Argentina, entiende que es imposible dejar de nombrar a Coqeéin Montana como uno de los pioneros del movimiento. No solo por sus primeras incursiones en el género con los crudos y voraces mixtapes de Codeína junto a Neo Pistea con la KMD. Sino también, porque en su esencia siempre vivió el freestyle, una disciplina del hip hop que es responsable de la explosión de la música urbana argentina.
Con el reciente estreno del álbum Fino y vulgar y tras su participación en “Tumbando el club (remix)”, Coqee se suelta y dice: “Estamos en la cúspide, surfeando la ola. Se me está abriendo un mundo nuevo, es un cambio muy fuerte en mi carrera, yo era muy underground y ahora le estoy poniendo el pecho a lo nuevo que era lo que soñábamos de chiquito”.
Sin embargo hay que viajar al 2012 o hasta más atrás para entender la historia del rapero y su incidencia en los cimientos del trap. Con 16 años, Coqee se acercó al freestyle por el rancheo en las plazas de Rosario, y cuando se quiso dar cuenta ya estaba compitiendo. “Me acuerdo que la primera vez que competí fue en la Cara de Perro, llegué a la final y perdí con el Kódigo. Al año siguiente llegué a la final de nuevo y volví a perder. Alto cebollita. Pero después gané la Masacre y me llamaron de Red Bull”, comenta.
“Cuando me llamaron de Red Bull yo vivía en la calle, y de la nada me mandan un pasaje y me reservan un cuarto en un hotel para estar re berraco en Capital Federal, y yo no lo podía creer. Que el hip hop me de algo así me llenaba el alma”, continúa. Ese año llegó a la final nacional de la Batalla de los Gallos pero perdió frente a Tata, y luego de eso decidió retirarse paulatinamente del free. “Ya me había picado el bicho de la música. Hace un tiempo que yo escuchaba Lil Jon, 2Chainz y quería hacer música de ese estilo”.
Tras la Red Bull se fue a Mar del Plata, y en su regreso a Rosario tuvo que frenar en Capital Federal. Por un inconveniente previo a subir al colectivo pudo conocer a Neo Pistea, y desde entonces cambió el rumbo de su vida. “Tenía que tomarme un bondi de Retiro a Rosario, y por esas cosas de cuando uno es pibe me metí en la 31. Me robaron la billetera con el pasaje. Me quedé toda la noche en Retiro abriendo Taxis para hacer una moneda y, al otro día, me fui a un cyber. No me molestó mucho porque yo en Rosario también estaba en la calle. Pero en Retiro me sentía solo”, cuenta. Ya en el cyber se contactó con el Chino Aka CNO por Facebook, “sensei del freestyle argentino”, quien le pasó el contacto de Neo diciéndole que él lo podía ayudar.
“Ellos se conocían por el grupo Estúpida Ambición. Me dijo que Neo vivía en Merlo y me podía alojar. Le hable por Facebook y pegamos onda al toque. Cuando caí a Merlo me la hicieron flashar corte Bronx porque los pibes super calle, estaban ranchando abajo de un puente con litros de pintura. Fumando churro, pintando y rapeando. Me trataron de lujo y me quedé bastante tiempo parando con Neo, juntos empezamos a proyectar música”, explica. Su química con Neo fue innata desde el primer momento gracias a la música que ellos escuchaban. Lejos del rap de Violadores del Verso, Porta o Nacho, ellos ya estaban mirando hacia el norte, parando el oído con artistas como Lil Wayne, Young Thug y Wiz Khalifa.
Con sus primeros mixtapes, la fundación de la KMD junto a Neo, el Negro Zanto y MikeSouthside, y el primer tour de trap argentino junto a La Cofradía (Ysy A y SCXLVRY), Coqeéin resultó ser un pilar inamovible de la fundación del género en el país.
“Después del tour hubo un stop de la KMD, yo era padre y me estaba separando. Neo estaba por ser padre y arrancaba con #ModoDiablo, Mike encaró su proyecto solista. Pero después todos nos volvimos a encontrar de vuelta, cada uno más en la suya. Hoy en día me estoy metiendo en el mundo de la industria, y somos varios lo que curtimos mucho underground como el Obi o la Cazzu”, explica.
Acabás de lanzar Fino y vulgar, ¿qué balance haces del trabajo?
Estoy re feliz con ese trabajo. El sonido que logramos fue una locura. Me encerré al estudio a laburar en serio, lo hicimos con los chicos de HotPlugs. Los números están creciendo, y después de Tumbando El Club cambió la ecuación. Estoy muy agradecido con el Neo por llamarme. Se me abrió un juego nuevo gracias a eso. Ahora con Artillery Music está preparando un disco con Anuel AA, Arkangel, la Cazzu, y varios más, y entre ellos estoy yo.
¿Qué te genera que la industria tenga los ojos puestos en el trap?
La industria no miraba a la Argentina hace mucho. Hoy en día sale un nuevo hit por mes. El trap es el nuevo rock. Antes todos querían ser rockeros, ahora todos quieren ser traperos. Yo no me considero trapero, ni rapero. Yo hago música. Pero hay que entender que esto es un proceso, un trabajo. No por cantar con autotune y pagarte un estudio te vas a pegar o vas hacer algo que esté bueno. Yo estuve acá cuando nadie sabía lo que era el trap, y ver todo lo que está sucediendo ahora me enorgullece. El trap en Argentina logró lo que pocos soñabamos, y quizá, ni soñabamos porque pensábamos que no iba a llegar a suceder.
El 21 de agosto se presentará en 21G en Niceto Club, ciclo de trap que encabeza Neo Pistea. Las entradas se pueden conseguir por sistema Ticketek.