Con 23 años, Chancelor Bennett –el fenómeno del North Side de Chicago conocido como Chance the Rapper– emergió como el rapero más valorado de 2016, un heredero de Kanye West (su mentor) y Kendrick Lamar (quien considera a Chance como uno de sus MC favoritos), todo, sin firmar un solo contrato discográfico ni cobrar por sus canciones. En diciembre de 2015, tocó en Saturday Night Live como el primer invitado musical no firmado en la historia del show; luego regresó dos meses después con West, participando como invitado en un verso de la canción Ultralight Beam, y fue halagado por crear un golpe poético (En parte iba así: “Puedes sentir la letra, el espíritu viniendo en braille/tubman del underground, vení y seguí el camino”).
En mayo, Chance y su equipo, elegido personalmente y principalmente oriundo de Chicago –que lanzó sus primeros dos mixtapes como descargas gratuitas–, se asociaron con Apple Music para lanzar su tercer álbum, Coloring Book, como un stream de dos semanas exclusivo. (Apple puso una suma de dinero que no fue difundida). Coloring Book no solo se convirtió en el primer álbum lanzado solo por streaming en subir a los charts del Billboard 200, sino que entró en el top 10 y llevó a que los Grammy tengan que reescribir las reglas para contemplar los discos y las canciones en streaming como elegibles para recibir el galardón. Coloring Book también demostró ser la obra más intrépida de Chance, con un osado giro hacia el góspel y las letras de búsqueda personal para acompañar. “Este tipo es el futuro –dice Carl Chery, jefe de programación hip hop/R&B de Apple Music–. Es el artista pop más interesante de los últimos cinco años”.
Unos días después de haber participado del homenaje a Muhammad Ali en los ESPY de julio de 2016 −con una canción que compuso para la ocasión−, el comité olímpico le pidió a Chance que compusiera un número original para los juegos de verano en Río de Janeiro. Es difícil pensar en otro rapero joven, enfocado en las complicaciones particulares de su cuadra, que tenga la autoridad moral para representar al país o al mundo en una canción. Pero la música de Chance es inspiradora, tentadora a nivel sónico y social, y felizmente religiosa. Su escena del hip hop se siente como una colaboración de amigos de joda, como si él y sus amigos estuvieran viviendo en una cruza entre el High School Musical cristiano y una película de Judd Apatow, si Seth Rogen y su equipo de fumones fueran prodigios del interior de Chicago. Es un acto balanceado que saca adelante sin ego ni pretensiones. “Es el viejo más joven que conozco –dice Hebru Brantley, el muralista de Chicago y colaborador de Chance–. Ser tan joven y tan sabio”.
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El primer álbum de Chance, de 2012, se llamó 10 Day, porque fue grabado mientras estaba suspendido por 10 días del secundario por haber sido atrapado con marihuana. “Tiene un montón de referencias al colegio, quizás demasiadas”, dice ahora, riéndose. El álbum muestra la vida de un adolescente negro de clase media que ama a su familia, sus colegas músicos y su problemática ciudad. Es un retrato complicado, tanto juvenil como profundo. Hay sexo, drogas y clases de español así como también la constante amenaza de la violencia: “Por acá perdemos mejores amigos casi todas las semanas/Me gusta pensar como que estamos jugando un largo juego de escondidas”. Chance no es un narrador como Eminem, y no busca conjurar la atmósfera como un disturbio como lo hace Lamar. Es más un artista de collage juntando imágenes que son indelebles por su especificidad e intimidad. “Para la gente joven del West o el South Side de la ciudad, no hay nada que venga del gobierno ni desde nuestro sistema escolar que esté reforzando el tipo de orgullo que viene del trabajo de Chance”, dice la cantante Jamila Woods, que trabajó con Chance en sus álbumes, así como también en el suyo propio, el recientemente lanzado Heavn.
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Chance desarrolló sus habilidades en un programa después del horario escolar en el centro y en un Young Chicago Authors, un sitio donde se realizaban noches de micrófono abierto. Esos espacios lo expusieron en una Chicago hipersegregada a todos los melómanos de cada esquina de la ciudad. Se juntó con los miembros de Kids These Days, una banda de rock, rap y jazz que incluía a Nico Segal –que toca hoy con Chance como Donnie Trumpet– y al rapero Vic Mensa. “Nos hicimos amigos, y ese proceso colaborativo fue un plan de acción para nuestras carreras”, dice Segal. Chance parece ver a todos sus socios musicales con un espíritu familiar, evitando las peleas y las batallas de rap. “Nunca me gustó la idea del rap como algo competitivo. No lo es. No me interesa que a alguien le vaya mal”, afirma.
El hermano menor de Chance –Taylor, de 20 años– también rapea, y Chance aparece en su debut, Broad Shoulders (2015). Su madre trabaja para la oficina del Procurador General de Illinois, y su padre, que dejó la oficina del alcalde este verano, es ahora un ejecutivo en la Oficina de Turismo de Chicago. Durante los últimos años, Chance vio los problemas de Chicago muy de cerca –“Mi papá cada mañana recibe información de cuántos chicos fueron asesinados el día anterior”– y sus opiniones sobre la brutalidad policial están matizadas. Critica a Emanuel por cómo respondió al asesinato de Laquan McDonald, que recibió 16 disparos de un oficial de policía de Chicago en 2014. “En un momento de crisis trató de ser estratégico cuando debería haber sido más compasivo”, dice Chance. En términos más generales, agrega, “hay una conversación más importante que debemos tener sobre el rol de los oficiales de policía, su relación con la gente como enemigos o verdugos, cuando no deberían ser ninguno de los dos. Tampoco hay mucha presión en las organizaciones internas que se supone que observan a la policía y en los jueces del sistema judicial que deben tomar decisiones razonables”.
A los 16, con su papá siguiendo a otros políticos de Chicago a Washington D.C., Chance conoció al entonces recién electo Obama, y en 2016, junto a otros músicos prominentes, regresó a la Casa Blanca para conversar con él sobre la iniciativa antiviolencia My Brother’s Keeper (El Guardián de Mi Hermano). (“Estoy más confiado que nunca”, tuiteó Chance después de la reunión). En Chicago, usó las conexiones y el know-how político de su papá para arrancar un open-mic para adolescentes, distribuir una campera-bolsa de dormir a los desamparados, esponsorear eventos en el Museo Field y financiar el campamento de la iglesia a la que fue de chico.
«Es uno de esos individuos humanitarios –dice el cantante de Chicago Jeremih, un par de días después de que Chance se subiera al escenario con él en el Pitchfork Music Festival–. No hay un disco al que no pueda subirse, un género musical al que no pueda relacionarse. No conozco mucha gente que pueda ir a lo de Jimmy Fallon una noche y después a un rally por la paz al día siguiente”.
Chance trató de venderle 10 Day a la mayoría de las discográficas más importantes y a algunas de las indie, esperando firmar un contrato. Pero mientras consideraba las ofertas, llenó un concierto de 500 personas en Chicago y fue invitado a ir de gira con Childish Gambino. Pensó que la decisión podía esperar. Sabía que no necesitaría de un sello para producir y distribuir su segundo álbum, Acid Rap (“Lo grabé mientras estaba bajo el ácido”, explica sencillamente). El mes que sacó el mixtape de forma gratuita, salió de gira y teloneó a Mac Miller en “habitaciones de tamaño mediano por el Medio Oeste”. “Los chicos sabían todas las palabras de mis canciones”, dijo Chance. Para entonces se había conectado con su manager, Pat Corcoran, de 26 años, un blanco del North Side con una vibra despreocupada que había estado arreglando los shows para Kids These Days mientras estaba en la Universidad DePaul. “Descubrimos que ir con un sello no era para nosotros”, dice Corcoran.
Chance no ganó dinero a través de descargas de 99 centavos, sino con giras, merchandising, meet-and-greets y negocios con Apple y otras empresas –como Bud Light y Citibank, sponsors del festival que tiene planeado el Magnificent Coloring Day Festival– ansiosas por llegar a muchos de estos jóvenes y habilidosos fans (Coloring Book también se extendió a Spotify y a otros servicios de streaming luego de la exclusiva de Apple Music). “No se trata de que la música sea gratis. Es sobre cómo es desplegada y hecha accesible, y sobre el poder artístico –explica Chance–. Siempre se trató de la relación artista- fan”. Un reciente sábado a la noche, Chance tuiteó a sus 1,9 millones de seguidores que haría un anuncio a la mañana siguiente. Resultó ser un show sorpresa en un club de Chicago, y el domingo a la mañana les informó dónde podrían comprar las entradas (incluyendo la pizzería de Lou Malnati y un Harold’s Chicken). La búsqueda del tesoro terminó a las 14 cuando se agotaron las entradas. “Esto es gracias a que dejo encendidas las notificaciones de Twitter de @chancetherapper”, tuiteó un fan con una foto de sus entradas.
El festival Magnificent Coloring Day, que Chance encabezó como parte de su actual gira, muestra su ambición y su amor por su ciudad natal. Alicia Keys, John Legend, Lil Wayne, Skrillex, Young Thug y 2 Chainz se unieron a él en el U.S. Cellular Field, hogar de los White Sox, para quienes Chance diseñó una línea de gorros especializados. El festival rompió el récord de concurrencia del estadio, al vender más de 50.000 entradas. “Es más grande que yo con los Sox y más grande que yo como rapero”, dice Chance sobre la idea, notando que creará empleo y atraerá dólares de turistas. Y agrega: “Creo que la ciudad necesita momentos felices”.
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En el estudio aparece Kirsten, la novia de Chance, a la que conoce desde su infancia. Tuvieron una hija en 2015 –esta noche está con la madre de Kirsten– y ahora los tres viven juntos. Chance se toma un respiro, y la pareja representa una escena de su canción Smoke Break –ella se sienta sobre su pierna, saca una tuca y la pone en los labios de él–. “Entiendo cómo se representa a las mujeres negras en el rap, cómo es percibido ser una baby mama –dice–. Mi novia y yo somos muy conscientes de cómo mucha gente en nuestra situación no cree que puede funcionar, cuando de hecho, puede”. También está mucho menos abierto sobre su consumo de drogas y cigarrillos. “Los chicos me decían que probaron ácido por primera vez escuchando Acid Rap, y me preguntaban si yo quería. Me di cuenta de la responsabilidad de ser un artista popular”.
Instalado de vuelta en Chicago, Chance se tatuó una directiva sobre su corazón: “Ponete a trabajar”, escrito al revés así lo ve en el espejo. Chance compuso partes de cinco canciones de The Life of Pablo, de Kanye West, observando cómo su ídolo (“Soy el fan más grande de Kanye, literalmente”) alquilaba un estudio entero y hacía de director del circo, simultáneamente dirigiendo varias habitaciones pobladas de compositores, ingenieros, productores, costureras e incluso magos. “Vi cómo sacó seis, siete canciones de esa manera –dice Chance–. Le robé eso”. Para terminar Coloring Book, alquiló un estudio en Chicago y durmió con su equipo ahí cada noche con colchones inflables.
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¿Ningún álbum vendido? ¡No hay problema! El contador impresionante de Chance
Por Dan Rys
N°8 DEBUT EN BILLBOARD 200
Coloring Book es el primer álbum solo disponible por streaming en entrar al chart del Billboard 200, con 57,3 millones de streams en la primera semana (38.000 unidades del álbum), de acuerdo con Nielsen Music. ..
338 MILLONES DE STREAMS
Esa es la cantidad de streams on demand de Coloring Book en los Estados Unidos, incluyendo Apple Music y Spotify. Eso equivale a 226.000 unidades de álbumes.
USD 2,13 MILLONES DE INGRESOS BRUTOS POR STREAMING
Potencial ingreso bruto generado durante tres meses por el total de 338 millones de streams de Coloring Book, como fue estimado por Billboard.
47.609 ENTRADAS
Era el récord de concurrencia previo del U.S. Cellular Field (que fue roto por el Magnificent Coloring Day Festival de Chance, con más de 50.000 entradas vendidas).
USD 3,8 MILLONES DE INGRESOS BRUTOS DEL FESTIVAL
Ventas estimadas brutas para el Magnificent Coloring Day Festival. Se dispusieron más lugares para suplir la demanda luego de que la primera vuelta se agotara.
32 MIEMBROS DEL EQUIPO
Número de gente, de acuerdo con Chance, que trabaja con él, desde músicos hasta los equipos de merchandising, video, reservas y management.