Luego de los adelantos «Juego» y «Nadie Nos Ve», CELLI presentó su segunda obra discográfica por completo: Atte. Celli. En ocho canciones, el álbum refuerza el camino del artista que comenzó a escribir sus primeras páginas como solista en RESET (2020).
En contraste con su ópera prima, el nuevo material incluye canciones con una búsqueda más madura y afilada. Como describe al trabajo, «es un espíritu viejo que tira exactamente a donde quiere tirar». Ese lugar que hoy afirma más que nunca es el de un creador de canciones que reflejan y generan emoción, aspecto que defiende como «lo más real que tiene la música».
Llegó tu segundo disco, ¿cómo te sentís en estos días?, ¿aterrizando?
No soy muy de aterrizar. Ahora estoy practicando porque mi intención es dar una serie de conciertos sorpresa acústicos, solo con la guitarra por todo el país. Como un regalo, siguiendo el concepto de mi disco. Así que estoy aprendiendo a defender los temas, solo con la guitarra.
Veo el trabajo total y siento que estás en todos los detalles
Obviamente soy detallista con algunas cosas. Así como lo soy en mi vida artística, a veces me olvido de comer al mediodía. No soy muy estructurado, me gusta demasiado lo que hago, lo que decidí hacer de mi vida. A eso le dedico demasiado tiempo y cabeza, pero después normal.
Si tenés que comparar a tus dos discos, tus dos hijitos…
Reset es un niño con mucha energía y muchas ganas de disparar mucho sin apuntar. Siento que Atentamente es un espíritu viejo que tira exactamente a donde quiere tirar y nada más que eso, no hay excesos. Nos ocupamos de darles perspectiva, fue un trabajo en equipo, con mi amigo/hermano Diego Mema en producción, con Pablito Giménez de El Zar, el Matu Cella. Buenos artistas y personas.
Las grandes ligas…
Sí, pero nadie de lo que se supone que son las grandes ligas se para en una posición así. Se trabaja como se considera que hay que trabajar y que hable solo la obra.
¿Qué aprendiste en este proceso?
Cuando tuve tiempo de procesar todo lo que sucedió desde Salvapantallas a Reset el año pasado, vi que eran muchas cosas juntas. Había filmado con Miranda!, Abel Pintos. Absurdo. Siento que el cambio más sustancial de un disco a otro fue entender qué quiero ser yo como artista, qué lugar me interesa ocupar, cuál es el color que puedo aportar a la paleta de increíbles artistas de Argentina y entender. Entendí qué soy y qué cosas no soy. El trabajo interno, meter las manos en el barro, definitivamente hace que mejore como artista y persona.
¿Cómo describís tu lugar en la escena?
Siento que definitivamente soy una persona que hace canciones. No importa el estilo que encare, mi aproach a la música es la canción pensada como letra y música. Me gusta diseñar eso. Siento que hago canciones y a través de las letras me expreso a mi mismo y a la gente, que se termina emocionando. Creo que la emoción es lo más real que tiene la música. No es mentira, está pasando. Me gustaría apelar a ese lugar desde diferentes lugares. En este caso, lo que estoy tratando de ofrecer en este disco es como una correspondencia de un montón de sentimientos que no los encontrás correspondidos en las redes. Porque como funciona el mundo, la gente muestra sus grandes éxitos. Fuertes, indestructibles. Creo que no había un espejo similar a este disco y es lo que vengo a aportar a este momento, lo que me parece interesante decir desde mi óptica.
¿Cómo te llevás con la sorpresa de la respuesta?
Recibo muy muy poquito hate. Prácticamente no existe. Todos tiran muy la mejor y me siento bien con eso. Una vez me dijeron «Cuándo vas a sacar otro tema como «Sincero»?». Le pregunté qué tenía «Sincero». Ahí se terminó dando una charla increíble, porque me interesa.
Hablame de «¿Quién está detrás de esto?», ¿quién está detrás de eso?
Es una canción del disco que juega con la tensión de qué hay detrás de una sensación, una emoción – positiva o negativa – cuál es el engranaje, quién lo activó… Mi última actualización como persona es que es uno mismo, pero con intuición. Para mí la intuición es la suma de lo consciente y lo inconsciente y creo que va más rápido que el cerebro y cualquier otro mecanismo. Si lo dice la intuición, yo voy hacia ahí. El que está detrás es alguien que está aprendiendo a domar esa intuición y seguirla con criterio.
¿Por qué estas ocho canciones? ¿Cómo fue la selección?
Costó muchísimo. Había muchísimas canciones más, terminamos eligiendo estas por «colores musicales», sentimos que la paleta estaba bien con estas ocho y nada más. También a nivel concepto, no iba a poner una como «Sincero». Este es un disco distinto. Tampoco entró «La Play», porque es una canción humorística.
Está bueno darse esos lugares también
100%. Mi intención es ir poniendo más HD la imagen. Sumar colores a la paleta, hacer hasta todo lo que me dé.
Cuánto para mostrar, ¿no?
Ese es un problema con el que me tengo que enfrentar todos los días y día a día aprendo a darle más lugar a lo cercano. Sino es una ansiedad que no se aguanta.
Hacés canciones muy ATP
Siento que por algún motivo mi música le gusta a chicos y también a gente muy grande. Es muy ATP, es lindo y extraño considerando un poco de lo sectario del entorno en el que me muevo, está re bueno.
¿Y qué es «La Dirección»?
Es el último tema que se me ocurrió para el disco. Teníamos siete y quería uno más. Lo venía buscando y buscando. Después me fui a Córdoba a abrirle unos shows a Abel Pintos. Tuvimos muchas charlas sobre el arte y la parada del artista, el lugar. Me enseñó mucho. Vuelvo en uno de esos shows y sale la primera parte de un manifiesto, al decir «si bien a veces me voy de eje, hago arte por esta razón y voy a ir a fondo con esto».
¿Cómo te imaginás al público oyendo?
Si fuera un cocinero que tiene que recomendar el maridaje, me gusta pensar que es un disco de atardecer, en una situación cálida, cómoda, con buen sonido, porque hay arreglos muy sutiles instrumentales, y como media hora de auto-regalo. Tratando de conectar con las canciones y lo que tienen para decir.
¿Qué querés que suceda?
Ya está sucediendo. Gente diciéndome cosas muy lindas y profundas. No quiero nada más, ya está. Lo que venga, será bienvenido, pero ya está pasando.