Desde que era tan solo un niño, Carlos Rivera no perdía oportunidad alguna de cantar en cuanto espacio disponible hubiera en ciudad natal Tlaxcala, y ya adolescente organizaba conciertos en los que cada vez atrajo a más público.
En 2004 logró cumplir su gran y esperada meta que fue ganar en la Televisión Azteca el concurso “La Academia”, esto lo llevó en 2005 a firmar su primer contrato con su actual casa discográfica.
Fiel a su pasión por estar en los escenarios, en 2006 comenzó a dar sus primeros pasos en el teatro hasta que, en 2011, en España, llegó a su vida “El Rey León” de Disney, obra que marcaría un antes y un después en su carrera actoral tras encarnar el personaje de “Simba”. Carlos jamás abandonó su camino como solista y en 2013 lanzó su tercer disco: “El hubiera no existe”, álbum que se expandió rápidamente a países que hasta ese momento no había conquistado como Argentina, Venezuela y Portugal.
Tiempo después tras editar “Yo creo” se consolida aún más y realiza una importante gira internacional que incluyó en Buenos Aires al Teatro Gran Rex -además de dos estadios Luna Park completamente agotados- y sus canciones comienzan a tomar protagonismo en telenovelas argentinas como “Voy a amarte” y “Que lo nuestro se quede nuestro”, entre otras.
El éxito de Rivera empieza a crecer cada vez más y eso lo lleva a colaborar con artistas como Juan Gabriel, Franco de Vita y José José, entre muchos otros.
En 2017 sucede un hecho muy importante en la historia musical de Carlos Rivera que hace que su reconocimiento llegue lugares impensados: interpreta la canción en español “Recuérdame” de la película “Coco”.
El 15 de diciembre se presentará en el hipódromo de Palermo como parte de una serie de conciertos que darán cierre a su gira mundial “Guerra Tour”.
¿Cómo estás viviendo el desarrollo de tu carrera?
A mí me sigue pareciendo increíble lo que ha pasado aquí en Argentina desde que llegué hace unos 5 años. Vine primero con Franco De Vita, acompañándolo en su gira y aproveché para hacer un poquito de promo. Luego comenzamos abriendo un par de conciertos de Axel en el Ópera y llegó el primer éxito de temas de telenovela, cosas que han ido conectándome con el público de aquí. Miro hacia atrás y todo se dio en poco tiempo, los tres Luna Park, el Gran Rex y pronto el Hipódromo de Palermo, es maravilloso lo que ha pasado. Siempre digo que Argentina es el país que más rápido recibió mi música.
¿Cuál sería el ranking?
México, España, Argentina, Estados Unidos, Chile, los países de Centroamérica… va más o menos por ahí, y en ese orden. Argentina siempre se está peleando con España en el segundo puesto. Pero sí, Argentina fue donde más rápido se encendió la mecha y se extendió, se expandió.
¿Qué es lo que más te gustaría que se sepa de vos?
Hay una parte que para mí se ha vuelto la más importante en mi carrera y que va más allá de los #1: es el mensaje que trato de dar con mi música. No es algo que yo supiera en un principio, es algo que descubrí en el paso de los años, en mis giras, de ver que lo que ocurría con mis canciones y mis discos. Es el poder hacer música con un significado para la gente. Canciones que van a quedar para toda la vida.
Todo empezó a partir de allí, me empiezan a contratar para fiestas, para eventos, empiezo a meterme a todos los concursos que podía del lugar, de radio, de todo lo que había. Yo solito, de hecho, cuento siempre que organizaba mis propios conciertos, buscaba los sitios donde los hacía, el escenario, el sonido, las sillas, los patrocinadores, la publicidad. Iba y pegaba la publicidad, vendía los boletos y luego me subía a cantar.
Carlos Rivera.
Como “Recuérdame”…
Ese es el mejor ejemplo que existe, “Recuérdame” es una canción que funcionó tanto porque le da significado a muchas historias de la vida cotidiana de la gente. A todos les ha pasado, o todos tenemos a una persona que amamos y que ya no está aquí, o una persona que está aquí y que no queremos que se vaya nunca.
¿Qué significa hoy la palabra “hubiera” para vos?
Pues mira sigue siendo algo a lo que yo recurro para tomar decisiones. Hay que tratar de no llegar al “hubiera”. Prefiero decir que bueno, que lo hice, o por lo menos que lo intenté; de hecho una de mis frases del “Hubiera no existe” dice: “Te puedes arrepentir de todo menos de haber intentado”. Y después del “Hubiera no existe” viene “Yo creo”, que también sigue hablando un poco de la fe, del creer.
¿Cuál es tu primer recuerdo con la música?
Mi primer gran recuerdo fue de cuando le dije a mi mamá que quería ir a la televisión. Fue cuando tenía 12 años, había un concurso que se llamaba “Todos a cantar”. Le pedí a ella de todas las maneras que por favor enviáramos un cassette, que era lo que se usaba en ese tiempo para poder audicionar. Mi mamá me tomó absolutamente por loco, tanto que me dijo: “por supuesto que no”. Pasaron los años y cuando cumplí 15 ya no tenía que pedir permiso, fue entonces cuando me inscribí a un concurso y gané. Entonces gané el concurso de la escuela, luego el de la provincia y más tarde el estatal y el interestatal; entonces me dije: creo que es momento de empezar mi carrera. Todo empezó a partir de allí, me empiezan a contratar para fiestas, para eventos, empiezo a meterme a todos los concursos que podía del lugar, de radio, de todo lo que había. Yo solito, de hecho, cuento siempre que organizaba mis propios conciertos, buscaba los sitios donde los hacía, el escenario, el sonido, las sillas, los patrocinadores, la publicidad. Iba y pegaba la publicidad, vendía los boletos y luego me subía a cantar. Entonces aprendí a hacer lo que al final de cuentas hoy dirijo. Te juro que las cosas no cambian tanto. Entonces cuando se empapelan las calles de un concierto mío deben tener la certeza de que yo autoricé esa foto, que opiné acerca de ese color, y que autoricé ese tipo de letra porque lo hacía desde cuando empecé a los 15 años, a los 16, a los 17 aunque luego lo dejé por un tiempo cuando ganó “La Academia”.
Tu apellido real es Rivera Guerra, ¿ya en tu esencia hay un espíritu de lucha?
Viene dentro de la historia de uno esa guerra interior que uno tiene, ¿no? y además uno se convierte en guerrero con el correr del tiempo. Por ejemplo, yo decía justo eso por la comparativa de mi mamá que no fue la típica madre que uno diría siempre me acompañó, siempre todo. En mi caso es diferente y pues bueno, los entrenamientos de los soldados no son los generales dándoles palmaditas ¿no? Es poniéndosela difícil cuando uno se vuelve mucho más fuerte. Yo le agradezco tanto a mi mamá que no haya sido esa mamá solapadora, que haya sido siempre más bien como: “bueno, yo te voy a dejar y a ver que haces”. Eso a mi me preparó porque cuando vino esa parte realmente difícil, la de la vida.
¿Cual es tu nueva guerra? Es entrar en esa categoría de los grandes artistas. ¿Te provoca fascinación?
Me provoca muchas cosas. Me provoca mucha emoción porque volvemos al mismo punto donde todo comenzó, un niño soñador en un pueblo. Ya de entrada llegar a grabar un disco, a firmar con una compañía como Sony, e incluso salir en la televisión como me tocó con el programa, para mí era algo increíble. Ahora cumplí 15 años de carrera desde que salí de “La Academia” y veo cómo se transformó. porque mi carrera es atípica: no es el clásico que salió del programa, hizo un disco que le fue bien, sacó otro le fue bien. Fue completamente opuesta, es el efecto dominó efectivamente y tampoco fue qué fue de la noche a la mañana, fue poco a poco.
Mucha gente que escucha lo que sacás ahora se entusiasma y va a buscarte…
Va a buscar el repertorio, exactamente y entonces eso son casos muy extraños en la industria en general que le ocurre a Abel por ejemplo me lo contaban en España, le ocurre a Pablo Alborán, les sucede algunos que tratamos de hacer música atemporal. Cuando tú escuchas mi canción de mi disco del “Hubiera no existe” no te suena a una canción vieja o a una canción pasada de moda porque jamás busqué estar de moda con esas canciones.
¿Qué es lo que amas de “tu locura”?
Lo que amo es eso: pues que me atrevo. Aunque me da miedo, a veces, aunque tengo el temor de no se que va a pasar. Yo lo intento y lo pongo ahí y de repente pues me funciona y la gente lo toma, lo abraza lo arropa y se vuelve parte de tu locura. Al final es un lenguaje en el que la gente pues, hay una comunión. Recuerdo estar en un concierto de Ricardo Arjona, que lo admiro muchísimo y yo veía a la gente y digo bueno Ricardo es una artista que tiene tanta gente que lo ama como tanta gente que no y yo trataba de analizar quiero ver las razones lo que es a favor y en contra. Es un genio es alguien, que tiene tan claro de que escribe y porque lo escribe y tiene un lenguaje que nadie tiene y luego hay una cantidad de personas en el mundo que hablan su mismo lenguaje, eso soy yo en otro lenguaje completamente diferente. Yo tengo un lenguaje que yo creí que nadie me lo iba a entender, que era muy propio y de repente yo empecé a poner esas canciones con mi lenguaje y son las que la gente más conectó como con “Que lo nuestro se quede nuestro “, que” Me hizo reforzar mi lenguaje, la idea de hacer mis canciones sin pensar tanto que si es una canción radial o no.