Buenos Aires Karma ya tiene un recorrido destacado dentro del ambiente nacional. Después de editar su primer álbum en 2009, llamado Terrícolas (con la producción de Martín Carrizo), participaron en el Pepsi Music de ese año y también en las siguientes dos ediciones. En 2011 presentaron Limo en La Trastienda y en 2012 empezaron su amistad con Leo García, pieza clave en la producción de su más reciente trabajo: El gran ruido, donde se volcaron a sonidos más electrónicos. El próximo viernes 14 de agosto van a mostrarlo en The Roxy Live. Dialogamos con Emanuel Sáez, cantante y guitarrista del grupo.
Son una banda muy ecléctica. ¿Qué beneficios y qué contras les puede traer eso?
Da la posibilidad de que cada disco sea distinto, y eso está bueno. Creo que un artista tiene que buscar nuevos horizontes. Las bandas que más nos gustan a nosotros son las que no han repetido fórmulas. Por eso siempre fuimos inquietos, exploradores… esa diversidad nos permitió trabajar con artistas tan distintos como Martín Carrizo y ahora Leo [García], que son polos opuestos. Para el show en vivo también está bueno. Lo que puede llevar a suceder es que si nos vemos al carajo con esa búsqueda alocada de estilos nuevos, cortemos amarras con la gente que nos viene a ver.
¿Se pierde la identificación con el público?
Sí, nos pasó en el último tiempo. Pero fue una etapa de búsqueda. Nosotros siempre dijimos que si queríamos ser nosotros mismos, teníamos que hacer lo que sentimos. Si te alejás mucho, te desconectás de la gente que te viene a ver. Pero creemos que el disco tiene un concepto, un hilo que nunca se pierde. En el audio, en la producción, en las letras… lo que más nos importó es el poder de las canciones. Tengo la certeza de que, más allá de los estilos, si una canción es linda, si lo que dice tiene realmente un sentido y si la interpretación está a la altura, llega de todas maneras.
¿Cuánto tuvo que ver Leo García en el giro del grupo hacia el pop y la electrónica?
Nosotros siempre coqueteamos con eso desde que comenzamos a tocar. No nos animábamos a explotarlo y a potenciarlo en los shows en vivo, o a plasmarlo en los discos. Había una cosa de prejuicio, quizás, por haber tocando siempre con bandas del palo del rock. Pero nosotros en realidad siempre fuimos muy fanáticos de las grandes bandas de toda la historia. Cuando Leo empezó a venir a los ensayos, notó que había un potencial de canciones que no estábamos explotando. Nos transmitió un montón de ideas en base a melodías muy lindas, a canciones súper sensibles. “Esto hay que grabarlo ya”, nos dijo. Buscó achicarnos. Cuando nos vio en vivo nos dijo: “Suenan como una banda grande sin serlo. Prefiero que se escuche más la voz y las letras». Entonces, a partir de este disco nos tomamos muy en serio la interpretación.
Noté cosas de David Bowie en su época de The Man Who Sold The World, sobre todo en la canción Invierno.
En el momento de preproducción del disco, nos pusimos a mirar muchos videos de los grandes. David Bowie fue uno de ellos. David Gahan [Depeche Mode] también; de acá, Adrián Dárgelos, el Indio o Gustavo Cerati… tipos que quizás están cantando cosas que nunca vivieron, pero que lo hacen de una manera tan perfecta que uno siente eso. Se trata de hacerle creer a la gente lo que está escuchando. Le pusimos mucho énfasis a eso.
En sus dos videoclips homenajean a películas como 2001: Odisea del Espacio y Christiane F. ¿Qué les atrae del cine?
Estamos convencidos de que la música también entra por los ojos. No hay que dejar de lado lo visual en el arte. Nos pareció una gran idea para promocionar los temas con imagen. Obviamente, queríamos lograr un contenido viral para que se comparta.
¿Qué concepto tienen ustedes de la palabra “Karma”?
Está un poco malinterpretada en la Argentina. Es una ley cósmica de retribución por una acción. Buenos Aires Karma puede ser algo bueno o malo, según como uno lo vea.
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