Billie Eilish, de 17 años, se está familiarizando con el estrellato. Después de un año, está aprendiendo a cómo manejarse, incluso con cierta discreción cuando se trata de su vida profesional y personal. Le preguntamos si sabe cuándo llegará su álbum debut, y antes de responder, sonríe: «Sí, pero se supone que no lo debo decir».
«El objetivo de este álbum, que yo creo que lo hemos conseguido, era realizar una gira por primera vez», le dice Eilish a Billboard, en el backstage de KROQ Absolut Almost Acoustic Xmas, después de tocar ante 18000 en The Forum en Los Ángeles. «Me vuelvo loca en el escenario y hago que la multitud se vuelva loca y, si no lo hacen, me quedo como decepcionada. Necesito esa energía para romper el techo. Así que para este álbum dijimos ‘Hagamos uno para poder volvernos locos en el vivo, aunque sea muy crudo’”.
Para su cumpleaños, el pasado martes, alquiló un lugar privado para poder disfrutar con amigos y familiares en paz. «Era necesario. Casi no puedo salir en público. Quería no distraerme y estar presente allí, en el momento”.
Está muy agradecida de su fandom, aunque admite que su ascenso a la fama ha tenido algunas situaciones inesperadas, como salir con amigos y ser asediada por los fanáticos. “Había estado de gira por tanto tiempo que cuando regresé simplemente le dije a mi amiga: ‘Salgamos por ahí’. Y fue uno de los momentos más terroríficos de mi vida. Me encontré muy sola, sin seguridad. Fue de lo peor, realmente escalofriante”.
Normalmente, sería algo que que Eilish disfrutaría, ya que dice que le encanta tener miedo. De hecho, las películas de terror juegan un gran papel en su perspectiva artística.
¿Hay algún artista cuya carrera mires y pienses: «Esto es lo que quiero»?
-Tal vez Rihanna, pero Rihanna creció y se convirtió en Rihanna en un momento diferente al que yo lo hice. No había este tipo de Internet. Fue completamente diferente.
¿De dónde viene tanta creatividad?
-Crecí educándome en mi casa, así que estaba explotando de ideas y creatividad porque tenía tiempo. Vi hace poco algunos videos caseros: hice las creaciones más locas, bizarras y elaboradas. Recuerdo hacer un auto entero de cartón. También hice una puta máquina de peluches con cartón, y puse todos mis animales de peluche ahí; era hermoso. Mi pequeña mano era la garra que entraba a la máquina, y si metías una moneda era una garantía de que obtendrías un animal de peluche. Así regalé todos mis animales de peluche.
¿Hay algo de eso en lo que estás haciendo ahora?
-Es raro. Porque estos últimos días en los que vi esos videos, me di cuenta cómo todo se conecta. Vi y recordé las cosas que me interesaban. Y pensé que muchas tenían sentido, encontré el por qué ahora me gustan las cosas que me gustan. Mis videos son como mis tratamientos, menos el de “Hostage”, porque ese es la creación más genial que vi. Trabajé con Stromae así que yo estaba como ‘Sí, podés hacer eso, estoy bien con eso’. Pero de todo el merchandising soy yo la curadora, los videos los hacemos con mis ideas, las visuales, el arte, la ropa, las sesiones de fotos… todo. No me gusta usar efectos, y cuando veo a la gente reaccionar, dicen: “Wow, eso parece tan real”. Y yo digo: “Fuck you, bro, ¡lo fue!”. Tuve una tarántula en mi boca. Esa perra sí que caminó. También tuve una especie de plasticola negra en mis ojos…
¿Hay alguna película que te hubiese gustado componer su soundtrack?
-Vi Fruitvale Station como cinco veces. Amo todo de esa película. Probablemente elegiría Fruitvale Station o una película de terror. Amo las películas de terror, porque además, si les sacás la música, no serían tan terroríficas.
¿Qué tanto te asustó una película?
-Cuando miro una película, nada me asusta. Me asusto después. Me gusta esa sensación. Digo, me asusto mucho, porque me gusta sentirme así. Siempre me gustó eso y que me lastimen.
¿Ser vulnerable te ayuda a abrirte como artista?
-Voy más lejos en eso. Se recuerda mejor estar asustado de lo que se recuerda estar emocionado por algo. Una cosa que realmente me inspiró: el primer show en vivo al que asistí fue de The Neighborhood en el Shrine, y la introducción fue esta canción que llamaron «Ferrari», que es una droga, y todo se volvió blanco. Todo se volvió blanco con este ruido realmente espeluznante. Tuve esa sensación y pensé ‘Necesito hacer que la gente sienta esto’. Era un miedo que hacía sentirte más intrigado.