Beck, uno de los cuarentones mejor conservados del rock, luce algo desmejorado hoy. El clima no ayuda. “Hubo una ola de calor durante tres meses seguidos, después la temperatura cayó y llegaron las nubes –dice solemne mirando al cielo de Los Ángeles desde un estudio en el piso 12 de la Torre Capitol Records–. El sol no brilla demasiado. Supongo que es el homenaje de Los Ángeles a Tom Petty”.
Es el día posterior a la muerte de Petty, uno de los ídolos de Beck, y dos días después del tiroteo más sangriento en la historia moderna de los Estados Unidos, ocurrido en el festival musical Route 91 Harvest, en Las Vegas. “Fueron unos días difíciles –confiesa Beck–. No dormí bien. Ayer fue muy…intenso. Una daga en el corazón”.
Todo vestido de negro, Beck, de 47 años, habla despacio, haciendo largas pausas. Es difícil decir si está buscando las palabras apropiadas o si, exhausto, se tara en el medio de una reflexión. Lo último es entendible: aparte del insomnio de la noche anterior, dice que los últimos cuatro días trabajó como nunca antes. Así de profunda fue la gestación de Colors, su disco número 13, que Capitol lanzó el 13 de octubre con coproducción de Greg Kurstin, un miembro de Beck al comienzo del nuevo milenio que en el ínterin colaboró en hits de Adele, Sia y otros.
Kurstin, que ganó el premio Grammy a la Producción del Año (fuera de la música clásica), estaba tan absorbido por su lista de clientes que hubo ausencias de casi un mes durante su trabajo para Colors. Durante uno de esos momentos, Beck (que también cría a los dos hijos que tuvo con su mujer, la actriz Marissa Ribisi) cambió de foco para completar otro viejo proyecto, la colección de canciones incluida en Morning Phase. Lanzado en 2014, el disco fue su primer trabajo en seis años. Cosechó dos Grammy, incluyendo el premio a Álbum del Año que dejó en el camino al homónimo opus de Beyoncé. La sorpresiva victoria, a su vez, animó a Kanye West a subir al escenario a protestar mientras Beck daba su discurso, y agregar luego, a modo de explicación, que Beck debía “respetar la integridad artística”.
“Quería sacar antes Colors, pero Morning Phase andaba muy bien –cuenta Beck–. El público respondió de un modo que no vi en años. Fueron dos años y medio de intensas giras. Cuando viene una ola, tenés que subirte”.
Si pensaste que Beck intentaría imitar el sonido y, en consecuencia, el éxito de Morning Phase, es porque no prestabas atención. En una carrera que serpenteó desde proto-rap rock (Mellow Gold, de 1994) hasta funk tipo Prince influido por R. Kelly (MidniteVultures, de 1999) y la balada confesional (Sea Change, de 2002), Colors es el último salto de Beck: donde Morning Phase es lento, un folk rock melancólico, Colors es un pop rock pulido, altamente bailable, con grandes rellenos de batería y poderosos acordes. Dos décadas después de su emergencia, con sardónicos himnos de chico raro como Loser, Colors es un Beck más feliz, su más accesible álbum. El single Dreams encabezó el chart Alternativo de Billboard y musicalizó avisos para Volkswagen y ESPN; Wow, que incluye su primer rap en años, está en un spot para Acura. La gente (al menos los publicistas) adoran al Beck feliz.
“Cuando miro hacia atrás, a mi vieja música, es como si mirara cientos de fotos mías en donde jamás sonrío –dice–. Para este disco, pensé: ‘Saquemos una foto en donde esté sonriendo’”.
Cuando tu disco de 1996, Odelay, fue nominado para Álbum del Año, los Grammy eran vistos como algo progresista. Pero en 2015, con Morning Phase, uno de tus discos más tradicionalistas, terminaste ganándole a Beyoncé en la categoría. ¿Encontraste algo irónico en eso?
Es muy raro quién gana. Recuerdo en 2001, cuando competía por Álbum del Año con Kid A de Radiohead, y Steely Dan terminó ganando [por Two Against Nature]. Lo cual fue bien merecido, porque son leyendas.
En cierto sentido, vos fuiste la leyenda tardíamente reconocida en 2015.
No creo haber alcanzado las cumbres que logró Steely Dan en su día, o Tom Petty. Soy todavía un laburante. No considero haber tenido una meseta como esos artistas, donde hubo una innegable seguidilla de diez años. Pero después de los Grammy, ¿cuántos jóvenes que no conocían mi música se acercaron a mí por primera vez? No es que estoy en las radios de rock clásico las 24 horas del día. En cierto sentido, me sentí como un nuevo artista. Estaba tan sorprendido como el resto. Cuando me encontraba sentado allí y entraron a anunciar nuestros nombres, les dije a todos “Obviamente Beyoncé va a ganar, vamos”.
¿Pudiste hablarle después?
En aquel entonces no, pero le hablé hace poco. Fue muy fructífera esa conversación. Y le escribí una larga nota tras la noche de los Grammy también. Porque había visto algunas cosas en Internet, donde ponían a un músico frente a otro. La idea de hacer una contienda en música me resulta ridícula.
¿Pudiste hablar con Kanye?
No, pero recibí mensajes suyos a través de gente que lo conoce.
Él dice que habló con tu esposa.
Sí, hubo algunas charlas. Él nunca me llamó, pero fue muy reflexivo y efusivo. Yo no me ofendí [por su interrupción del discurso], porque no estaba seguro de que conociera mi música. Como que entendí el punto de lo que quería decir.
¿Cómo reaccionaste al enterarte de la muerte de Tom Petty?
Fue doloroso. Yo estuve en su último show [el 25 de septiembre en el Hollywood Bowl]. Compartimos algunas fechas años atrás, pero nunca llegué a trabajar con él o a conocerlo bien. Él había versionado algunas de mis canciones cuando estaba empezando, lo que significó un montón para mí. Probablemente fue el primer músico importante que hizo eso. Los Heartbreakers fueron realmente una banda de Los Ángeles, tanto como los Beach Boys. Sus canciones fueron una idealización incluso de lo más banal de L.A., esta suerte de hermoso día en el valle, esa clase de sentimiento. Si creciste allí, es como perder a alguien de la familia.
Desde la muerte de celebridades hasta el terrorismo y las disputas políticas, las noticias de los últimos meses fueron un horror para mucha gente. ¿No es raro sacar un álbum festivo en medio de este clima?
Me siento conflictuado. Yo quise salir primero con Colors, antes que con Morning Phase, pero no funcionó de ese modo. Tenía a promotores diciéndome “Necesitamos un disco”. Colors fue mayormente compuesto en 2013 y 2014; un tiempo muy distinto. Cuando estaba grabando ese disco, Happy (de Pharrell Williams) estaba por salir y ser la canción más grande del mundo. Ahora nos encontramos en un mundo distinto.
En primera escucha, Dreams suena eufórico, pero hay rastros de oscuridad en ciertos versos, como: “Hay problemas en el camino / Conseguí un perro y un pony para el juicio final”.
Inicialmente tenía un montón de letras como esa, pero las entramos a cambiar. Le pedí a Greg que me ayudara a salir de esa poesía oscura y escribir cosas más gratificantes. Ese no es necesariamente mi modo de componer [risas]. Miro a muchas de mis músicas favoritas, de Stevie Wonder a los Beatles, de Motown a Tom Petty, y encuentro humanidad. No creo que sea algo fácil de hacer. A menudo es algo desdeñado por sofisticados críticos y amantes de la música, pero yo creo que hay cosas para decir a su favor. Nosotros hicimos un tour con U2. Ellos son maestros para encender al público. También giramos con The Police cuando se reunieron. Sus canciones son sencillamente poderosas, van directo al corazón.
No Distraction es reminiscente de The Police, algo que no he escuchado antes en tus discos. ¿Cuál fue el propósito?
Estuve dando vueltas con ese material durante 20 años. Tengo un montón de cosas como esa que no me animé a sacar. Al principio pensé que era demasiado reminiscente. Hablamos sobre eso, dimos mil vueltas. Hicimos el intento de cambiar algunas partes, pero quedó tal como estaba.
Mucha de tu música tiene un guiño al conocedor, este disco no, y tampoco lo tuvo Morning Phase. ¿Está ese lado sarcástico ahí oculto, o sos una persona distinta ahora?
Solo intenté hacer algo desde el corazón y que nada me lo quitara. Es un álbum sobre la conexión, quería participar.
¿Es justo decir que es tu disco más pop?
Hoy no veo mucha diferencia entre el rock indie y el top 40. Lo que escucho son toques superficiales de producción. Cosas donde prefirieron no invertir mucho tiempo en las voces, con mezclas más oscuras, y otras que están muy pulidas, donde se trabajó realmente duro el sonido. Que algo sea pop resulta una idea muy superficial. Yo quería que este disco sonara conciso, como haber llevado sus ideas al extremo. Siento que en muchos de mis discos hay canciones que suenan intencionalmente crudas, con la espontaneidad de un demo. Pero también disfruto la disciplina de un disco bien hecho. Me gusta hacer un disco que suene como Pet Sounds, Thrillero Rumours.
Solías regrabar las voces para que suenen desafinadas a propósito.
Es cierto. Pero tenés que entender que cuando yo era chico todos los cantantes tenían voces inusuales, llenas de personalidad: Neil Young, Tom Petty, David Bryner, The Cure, Devo, Morrissey, Depeche Mode, y la lista sigue.
Wow me recuerda a algunos de tus primeros experimentos con el hip hop, tipo Loser, pero actualizada a la era del trap.
No entré al estudio para hacer eso. Solo improvisé, y puse a descansar el material por un año. Después, mis hijos escucharon la canción y dijeron “¡Tenés que meterla en un disco!”. Fueron muy enfáticos.
Tus hijos deben ser muy cool. Mi mayor vergüenza sería ver a mi padre rapeando en público [risas].
Yo creo que pasaron diez años sin que edite una canción rapeada. Cuando estábamos haciendo Odelay, me acuerdo de que una de las bromas era que el próximo disco iba a ser solo de rap. Los productores [The Dust Brothers] tenían una batería electrónica 808 en un estante arriba del estudio. Nosotros bromeábamos con que el disco iba a tener solo la 808 y rapeo, quizá algún sintetizador. Eso habrá sido, ponele, en 1995. En aquella época era impensable sacar así un disco, pero hoy casi todo el rap y el pop se hacen con una 808. Así que la idea de hacer algo como Wow no salió enteramente de la nada.
Tuviste mucho éxito abrevando en diferentes géneros, rap, blues, samba, soul. ¿Te preocupa ser acusado de apropiación cultural?
No sé [larga pausa]. Todo lo que está en mi música es material con el que tengo algún tipo de experiencia o una profunda conexión. Antes de aprender a tocar guitarra con slide, siempre que oía ese sonido en un disco decía “¿Qué es eso?”. Era un sonido increíblemente evocativo y sobrenatural para mí. Y era una forma anticuada de música. Eso fue en los 80, la era dorada del pop y los sintetizadores, y pasé gran parte de esa década inmerso en los discos. Asíque fue grandioso haber metido esa parte de guitarra slide en Loser, devolverla a la cultura pop en forma de hit. Supongo que eso no responde a tu pregunta sobre apropiación cultural. Es solamente mi amor por el sonido. Yo pienso mucho acerca de estar en un lugar intermedio, una especie de punto de encuentro en la música norteamericana. Siempre ha habido partes de distintas culturas entremezcladas, y esa es la belleza de la música norteamericana. Cuando indagás las raíces, es algo extraño, como el zydeco. ¿De dónde proviene ese acordeón? ¿Llegó de Alemania? Pero lo que hacen no existe en Alemania. Y después tenés todas las variedades de folk, bluegrass, baladas de los Apalaches, delta blues y country blues. Y hay más. Hay una mutación continua de partecitas y piezas.
¿Qué nuevo hip hop escuchás?
Escucho un poco de todo, porque hay hip hop en todas partes; es el género musical más internacional en este momento. Me gusta desde Kendrick [Lamar] hasta Lil Yachty, Young Thug y Future. En nuestra casa suena mucho Rae Sremmurd.
Si escuchás a Rae Sremmurd y Yachty puedo entender por qué hiciste un disco tan animado. Tenés que retroceder hasta los tempranos 90 para encontrar otro hip hop similar.
Recuerdo que cuando era chico el hip hop era realmente divertido. Lo que nos gustaba era eso y que no fuera nada pretencioso. Era un poco chico para el punk rock; mi punk fue el hip hop.
Grupos de rock famosos como Imagine Dragons y Twenty One Pilots tienen una fuerte influencia del rap. Como uno de los primeros artistas en mezclar ambos géneros, ¿qué opinás de eso?
El rock actual es casi hip hop. Se escuchan más pianos que guitarras. Creo que es interesante, porque toda mi vida si no tenías una guitarra era como que lo que hacías no era auténtico. Ahora es como que si metés una guitarra no es tan desafiante [risas]. El rap siempre está un paso adelante, forzando los límites del sonido. Muchas de las bandas que hacen rock no suenan tan modernas como la escena del rap. Y hay espacio allí para que el rock evolucione. Sé que suena abstracto, pero pienso bastante en estas cosas. En cierto sentido, el rock tiene que encontrar una nueva dimensión. El rap es acerca del trasfondo sonoro; las guitarras son rango medio por naturaleza.
Algunos intérpretes de rap del sur de Florida, gente que podés escuchar en SoundCloud como Lil Pump y XXXTentacion, mezclan los bajos tangraves que distorsionan.
Sí, los conozco. Cuento con un montón de tracks que tienen ocho o nueve años y suenan en ese estilo. Nunca los edité, pero no están lejos de eso. La rareza de la distorsión es algo que de algún modo me excita. Es como testear lo que es sónicamente aceptable. Diez años atrás, la música era más limpia, más digital. Todo se volvió más sucio ahora.
Leí que quisiste incluir a Chance the Rapper en Wow. ¿No se te ocurrió ir en busca de otros MC?
Sí. OG Maco. Kendrick, obviamente. Tenemos una versión grabada con Yachty. Unos años atrás compartiste estudio con Pharrell.
¿Pensás editar algún día lo que grabaron?
Íbamos a hacer un álbum juntos. Iba a hacer un disco con Kurstin y otro con Pharrell, pero entonces salió Get Lucky y Pharrell desapareció por dos años. Pienso que en algún momento vamos a tener que terminar ese material, que apenas está empezado.
¿Qué aprendiste de trabajar con Pharrell?
Su optimismo, eso era algo que buscaba para hacer mis discos. Tenerlo alrededor fue algo muy positivo. Estoy acostumbrado a estar en una habitación desmontando cosas, siendo un poco más crítico de todo.
¿O sea que Pharrell y vos intercambiaron tips para no envejecer, algo así?
[Risas] Recuerdo que lo tenía muy cerca de mi sombrero; estaba con mi sombrero puesto todo el tiempo.
¿El sombrero de alas anchas que tenés en la tapa de Morning Phase?
Sí. Y él me preguntaba “¿Dónde conseguiste ese sombrero?”.
Quizá lo inspiraste a que consiguiera su propio sombrero…
No sé. El suyo es bastante más grande.