¿Sentís que sos responsable de que los noticieros tengan más música que antes?
– Responsable no, pero sí puse un grano de arena para que el rock sea noticia por cosas buenas. La Viola empezó hace 20 años, y hace 10 que Telenoche tiene una sección de rock. Fue decisión de la gente del canal, pero yo puse la cara. Eso terminó afianzando el concepto de que la música es noticia cuando alguien saca un disco, hace un show o si artistas de afuera visitan la Argentina. Yo me acuerdo de que en los noticieros las únicas noticias de rock eran cuando Charly García tiraba un televisor de un balcón o cuando alguno caía preso por algún incidente. En los primeros años, yo era un bicho raro para el periodismo porque venía de San Isidro y de una familia tradicional del rugby, nada que ver con todo esto. Igual, en tele hice todos los caminos, desde cortar cables antes de que existiera Internet y hacer videographs hasta producir policiales. Después llegó la música.
Das con el perfil para hacer un late night show. ¿Lo estás pensando?
– Sí. Me siento recontracapacitado para hablar con un político, un actor, un ingeniero o un arquitecto. Soy un tipo al que le gusta entrevistar y dialogar. No soy muy culto, pero sí estoy muy informado. Leo, escucho mucha radio, veo mucha tele. Me informo desde todos los ángulos posibles y así logro mi propia visión a partir de todas las opiniones y los análisis que recibo.
El público se volvió generador de contenidos a través de las redes. ¿Qué te causa el recambio tecnológico y cómo creés que afecta a la comunicación?
– Las redes sociales y la tecnología están revolucionando todo de una manera increíble. Me parece impresionante que termine un show y a los 10 minutos haya en YouTube más de 40 imágenes de gente que grabó de distintos ángulos. Obviamente, la calidad y el sonido no son los mejores, pero hay teléfonos que graban mejor que las cámaras de televisión. Esto obliga al periodista a ser más verídico y concreto. Antes eras el único que podía contarlo, y ahora te lo cuentan también los espectadores. Uno sigue buscando una gran nota y después la reparte a las diferentes plataformas. Reconozco que me doy cuenta en el momento cuál es la frase que puedo usar para Twitter o qué cosa sirve como microcontenido para Instagram. Igual sé que en La Viola la gente puede sentarse, prender la tele y mirar una charla larga con James Hetfield de Metallica, por ejemplo. Lo que cambió no es el contenido, sino la manera de verlo.
¿Cómo ves el recambio del rock nacional?
– La Argentina es un caso único, creo que debe haber una banda por cuadra en cada pueblo, en cada ciudad, en cada provincia. Hay más bandas que orejas para escuchar, entonces el nivel es abrumador. Creo que se debe a los maestros: a Charly, al Flaco, a Litto Nebbia, a los maestros de los 80, Fito, Vicentico y Gustavo [Cerati]. Hay chicos de 15 años que escuchan rock y entran por los Ratones o por Calamaro. Nosotros teníamos que entrar por los Rolling Stones y por los Beatles, y recién después entrábamos al rock argentino. Tiene una identidad, es un movimiento cultural por sí mismo que genera todo esto que te digo.
¿Le ponés fichas a alguna banda?
– A mí me gusta Joystick, que es una banda chiquita de Santa Fe. La produjo Gaby Pedernera, de Eruca Sativa. Armé toda una estructura para ellos porque me fascinan. Barco es buenísimo, Indios también. Son muchos. Yo te digo, salgo a comer una noche afuera con mi mujer y me vuelvo con veinte CD a casa. Es tan increíble la cantidad de bandas que hay. Nombrar a alguna es injusto porque quedan muchas afuera, y lo mejor es que vos les hacés una nota a chicos de 20 años, les preguntás por sus influencias y te hablan de artistas argentinos. Eso me pone contento.
@rockdelpaistv felicitaciones a la produccion y a @BebeMusicTW por el programa. Ojalá vuelva el año q viene y con mayor cantidad de bandas
— Cadavercito (@Cadavercito) 11 de diciembre de 2016
Estalló el verano y en @LaViolaBar1 hay una birra para vos. Promos y descuentos para calmar la sed al ritmo de un buen rock