
Beatriz Luengo es compositora, cantante, autora, actriz, bailarina y empresaria. Escribió un libro, es dueña de un gimnasio y colaboró y compuso canciones para grandes artistas como Daddy Yankee, Ricky Martin, Abel Pintos, Ozuna, entre otros. Ante todo, Bea es una artista con un claro mensaje. El de la igualdad.
El año pasado concretó su debut literario con «El despertar de las musas». Un libro en el que retomó la historia de 12 mujeres que acompañaron – y en algunos casos efectuaron – los grandes avances de la humanidad principalmente atribuidos a hombres como Mozart, Einstein, Ortega, etcétera.
Esta vez, llevado al siglo XXI, Beatriz respondió a Maluma con una versión femenina de «Hawai», «Hawai Girl». Sin buscar la polémica, Bea creyó que había una universo que no estaba contemplado en la canción: «Para mí era muy importante explicar que tú no le perteneces a nadie, solo eres de tí misma y la libertad no es cuestionable», explica.
Por Josefina Armendariz
¿Sentís que estás «moviendo las cosas» con «Hawai Girl»?
Beatriz Luengo: me siento muy feliz, sobre todo, porque hace tiempo hago un trabajo por la igualdad, en diferentes planos. El año pasado saqué un libro, «El Despertar de las Musas», donde agarro 12 mujeres de la historia que estuvieron al lado de grandes genios que todos recordamos y que tuvieron un aporte súper significativo en lo que estos hombres tuvieron y sin embargo quedaron como musas. Me di cuenta que la palabra «musa» ha sido una palabra engañosa a lo largo de la historia. Las mujeres participaban creativamente en grandes adelantos para la humanidad y luego los hombres recibían los premios, dándoles simplemente el lugar de musas. Pero la musa no firma con derecho de autor, no tiene derecho a una remuneración económica ni nada. La mujer de Einsten, la mujer de Dalí, la hermana de Mozart y más mujeres me hicieron adentrar de manera muy profunda en la igualdad. El libro se ha vuelto un éxito en España, es uno de los 20 más vendidos, vamos por una nueva edición. En Argentina está hace muy poquito. Se está traduciendo para más países. Esto me ha abierto puertas y me ha hecho compartir charlas en institutos, la Unión Europea, en planos totalmente diferentes.
¿Y en el plano de la música?
Por otro lado, soy compositora, además de artista: Daddy Yankee, Ozuna, Ricky Martin, Wisin, Thalía. Gracias a Dios he compuesto para casi todos, porque la composición es mi vida. En el mundo de la composición trabajo con plataformas como «She is the music» (encabezada por Alicia Keys) y «Woman in music». Cuando nos conectamos con Alicia y vemos qué hacer, siempre ponemos sobre la mesa que somos muchas mujeres en el escaparate de la industria. El empoderamiento se siente como «es el momento de la mujer, hay sitio, espacio, los números acompañan, las listas», pero hay una realidad debajo de la alfombra: la industria de la composición, la que no se ve, la de las mujeres productoras, mezcladoras, que no hay… hace mucho que reivindico esto, hablo de la inclusión, de que hay muchos espacios que no se están ocupando. Y siempre explico porqué debe haber mujeres en las sesiones de composición. Es que yo considero que, al igual que cuando nos juntamos y somos de diferentes regiones – Argentina, México, España – y cada uno aporta su background musical la canción se vuelve más rica, es lo mismo con los puntos de vista. Si no hay mujeres, pasa lo que está pasando con la música. De repente nos encontramos expuestas en un rol que se repite, de que la mujer está con un hombre por dinero, de que tú eres mía, me perteneces. Entonces, cuando miras en una estadística real de la sociedad (los femicidios, los hombres posesivos, historias reales que pasan y me doy cuenta que se podrían hacer un montón de cosas con la música que, por alguna razón, no se hacen. Utilizar la música como herramienta para adentrar en la sociedad y que la gente se haga preguntas. Yo había contestado a diferentes canciones de reggaeton con una visión del otro lado y esta vez lo hice con «Hawai». Fue interesante porque al principio la gente se cuestionaba si era o no una canción machista. Si Bad Bunny dice «a 200 millas en un jet ski, si tu quieres tenemos sexo aquí», eso no es machista. Bad Bunny te está invitando a tener sexo en un jet ski. Machista es cuando hablamos de los roles, cuando algo nos perjudica como sexo débil.
¿Por qué «Hawai»?
«Hawai» me parecía un ejercicio perfecto: la canción es maravillosa, admiro mucho a Maluma y los compositores de su equipo. Creo que hicieron la canción de una manera muy natural, desde un punto de vista muy naturalizado por todos: los roles. «Estás con él porque tiene dinero y aunque no estás conmigo todo lo que posteas es para darme celos. En realidad estás con él, pero eres mía porque yo llegué primero». Para mí era muy importante explicar – con guapería y chanteo venenoso, con el lenguaje que las niñas quieren cargar – que tú no le perteneces a nadie, solo eres de tí misma y la libertad no es cuestionable. Somos dueños de nuestra propia libertad y, como leía en un poema de un poeta sevillano maravilloso, «las alas son tuyas y el cielo de nadie». De eso se trata, de esto hay que hablar en las canciones.
¿Sos optimista con respecto a la mujer?
Yo creo que sí. De hecho esta semana ya estoy viendo mucho la diferencia. Cuando llego a las sesiones de composición y hago un planteo sobre los roles me dicen: «Bueno es que las mujeres quieren escuchar esto, esto y lo otro». Cuando quiero debatir, no me acompañan los números. Las visitas, los éxitos los acompañan a ellos con este tipo de mensajes. Ahora, por primera vez, con este record que hemos conseguido en Instagram por «Hawai Girl», no lo veo como un éxito mío. Sino como algo de lo que voy a poder tirar como compositora en las sesiones. Cuando me digan «Es lo que las mujeres quieren escuchar», yo voy a decir, «24 millones de reproducciones en IGTV (que no puedes ni promocionar)». Me han compartido más de 750 mil stories. Desde la mujer de Cristiano Ronaldo, la hermana de Messi, Lali Espósito. Al final, no es un éxito mío, es de todos. Empezando por Maluma, que con una canción increíble ha dado la oportunidad de hablar de una temática, la melodía, todo es de él. Empezando por él, siguiendo por Lali, que ha compartido en sus redes, para mí no es un éxito mío, sino de una cadena de personas que hacen un cambio significativo. Porque todo, absolutamente todo lo que puedes hacer en tus redes sociales, genera un cambio.
¿Qué lugar tiene tu próxima colaboración con Darrel en el mensaje que querés dar?
Esta canción surge porque en España ha habido un debate sobre cada vez que una artista femenina quiere colaborar con un artista que en algún momento tuvo una letra inapropiada para nosotras, la gente se te hecha encima. Entonces empieza «Eres feminista, apoyas a la mujer, pero te pones a cantar con fulanito». De repente, está pasando algo muy triste, muchas colaboraciones que se caen por esto. El feminismo es un movimiento transversal y hay que hackear el sistema. Si tu consideras que alguien está dando un mensaje equivocado, y esa persona tiene además un séquito de personas escuchando, en mi opinión tienes que entrar en ese foco y cambiarlo. Si empezamos a decir no porque el otro tiene un mensaje inapropiado en otra canción, nos volvemos en dos grupos. Julio César decía: «divide y vencerás». Y yo no creo en eso. Confío en el debate, hackear el sistema y cambiarlo. Para mí, mis próximas colaboraciones tienen que ver con personas que han hecho canciones que yo «hubiera revisado» de alguna manera, he decidido cantar con ellos y darle la vuelta. Aportar cosas que me preocupan de los roles. Van a ser canciones diferentes para lo que cantan estos artistas. Pero siento que estoy hackeando el sistema y estoy contenta. En el caso de Darrell, él me envió una letra y tenía dos posibilidades: decirle que no o contestarle como creo que merece. Si «Hawai» girl es fuerte, lo que le canto a Darrell es peor.