Pros:
* La seguridad: A diferencia de la mayoría de los eventos en nuestro país, el personal de control del festival fue excelente: amables, capacitados y controlando lo que realmente había que controlar.
* Amplitud musical: Rock, electrónica, reggae y mucha movida emergente. Los géneros convivieron en armonía, una demostración de que el público argentino está cada vez más tolerante frente a la diversidad de géneros.
* Visitas esperadas y headliners a la altura: muchas bandas con años de trayectoria visitaron el país por primera vez. Gracias BUE por Wilco, Toots & The Maytals y The Libertines. No fue justo tener que esperarlos tanto. A Daniel Grinbank nadie le vende gato por liebre. Tanto Iggy Pop como Pet Shop Boys llegaron impecables musicalmente, ofreciendo soberbios shows.
* Estacionamiento gratuito: Tecnópolis tiene las capacidades físicas para ofrecerlo, y siendo un lugar de difícil acceso, fue una comodidad necesaria que se ha transformado en un dolor de cabeza en otros eventos. Gran acierto.
Contras:
* Costo de las entradas: No es el mejor año para el bolsillo de los argentinos y, con tantos festivales y eventos, los melómanos se vieron en la obligación de elegir. El ambiente de un festival depende mucho de la gente, y los lugares vacíos se hicieron notar.
* Inversión en sonido: No todo entra por los ojos, y es hora de equilibrar lo invertido entre las puestas en escena visual y sonora. Alquilar equipos de baja calidad o sin repetidores ya no es admisible. El público no solo quiere colores, también quiere que las frecuencias le vuelen la cabeza. Las bandas no sonaron mal, pero si demasiado abajo. Era posible sostener una conversación a metros del escenario.
* Comida, cerveza, y merchandasing malo y costoso: Celebramos la venta de cerveza, pero una lata a 85 pesos excede lo caro. Lo mismo para las hamburguesas y el agua; el margen de ganancia no tiene por qué ser escandaloso. Las remeras oficiales en su mayoría nos recordaron a esas que se venden en la calle. No es materia opinable: donde en otros eventos el merchandising se agota y la gente hace filas para comprar, en el BUE los puestos estaban desiertos.
* El horario de Barco: Poner a uno de los exponentes emergentes más relevantes de la escena a las 2:45 am luego de sets de DJs no parece una movida acertada. Dejaron a miles sin la posibilidad de conocer a una muy interesante banda, ya que la mayoría se retiró antes.
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