Luego del viaje, el regreso a casa. Después de cuatro álbumes transitando el folklore latinoamericano, Natalia Lafourcade volvió a su propia piel, al terreno de lo personal, para cosechar De Todas las Flores, su primer álbum completamente inédito en siete años.
El nuevo disco floreció en doce canciones, pero no solo así. Natalia abrió las puertas de un jardín mucho más grande al editar su primer libro y podcast para compartir el proceso. La iniciativa no solo la acercó más a su público, sino también a su propia vida: “La conversación con mi madre fue hermosa porque pude conocer aspectos de ella que nunca habíamos charlado”, relata.
Posiblemente estemos frente al trabajo más íntimo de Natalia. Porque llega después de una pausa, de un freno que creía necesario en la vorágine de los conciertos y rutinas de la industria. De todas las flores se siente como si la veracruzana -aunque mexicana de nacimiento- hubiera vuelto «Hasta la raíz» para curar y reflorecer. «Pude probar cosas distintas a las que antes había hecho. Esos momentos se sintieron como un verdadero logro», confiesa acerca de su encuentro con prácticas como la danza y el barro.
Y de la nueva experiencia, un nuevo aprendizaje. Como describe, en este trabajo hay «canciones maestras». «Muchas veces sentí que las canciones se dictaron a sí mismas. Y como artista o como compositora me pasa que a veces me tengo que quitar del camino de la canción para que la música pueda llegar», comparte.
Llegó la hora de plantar este disco en los escenarios. Llegará al Movistar Arena el próximo 10 de agosto. «No hay manera de repetir lo que sucederá esa noche. Al momento lo hacemos juntos y juntas», invita.
¿Cómo estás, Natalia?
Estoy muy contenta, muy emocionada, con mucha expectativa de este concierto y de compartir mi libro. Me genera mucha emoción porque todo ha sido una lista de sueños por cumplir y aquí estamos.
Tu primer libro, ¿cuánto habías pensado en ese formato?
Me gusta tanto componer canciones que inevitablemente me ha tocado ver artistas que admiro que tienen libros donde están sus canciones y me preguntaba si algún día iba a poder hacer algo similar. Como un cancionero de bolsillo, un libro pequeñito donde la gente pueda palpar y tocar el papel con la letra, sobre todo ahora que ya es tan difícil encontrar un CD físico. Ahora bajás el disco en tu celular, el contacto con la música ha cambiado en ese sentido, ¿no?
Entonces, con este disco, que es tan personal, como las páginas de mi diario en música, era muy lindo tener un objeto que la gente se pueda apropiar. Me gusta que puedan, con el paso del tiempo, ir descubriendo. Así fue como nació la idea de hacer el libro y podcast a la par del disco. Entonces, De Todas las Flores tiene varios proyectos hermanos.
Creaste un mundo. Te imagino a vos en el medio de un jardín y te rodean el disco, el podcast, el libro… le diste especial atención a compartir los procesos como nunca antes…
No siempre pasa así con esa intensidad, pero pasó con este proyecto. Jamás imaginé la cantidad de trabajo que iba a implicar, no creo que pueda hacer eso con cada disco que haga. El podcast tenía que ver con querer conectar con mi gente, abrir las puertas de la intimidad de estos espacios que se generan, desde la casa, el estudio, las notas de voz del teléfono, una conversación con mi madre, con amigos, con gente cercana, con mi hermana, con mi compañero también, o sea, gente que está conmigo durante los procesos, y amigos, colegas también. Así vino el disco, con estos regalitos. Y ha sido maravilloso. A mí me ha permitido mucho entender cómo soy, cómo opero, mis procesos, y conocer a otras personas cercanas. La conversación con mi madre fue hermosa porque pude conocer aspectos de ella que nunca habíamos charlado.
Para quienes te escuchan es dar un lugar a todas esas cosas que no se ven…
Totalmente. Nunca había compartido manuscritos de las canciones, cómo se van haciendo. Creo que en el arte del primer disco puse un poco de eso, pero no lo volví a hacer hasta ahora realmente. Mostrar cómo se va construyendo todo un mundo, todo un universo, los mapas, todo lo que va surgiendo. Cuando me fijo en los mensajes de mis seguidores y veo un poquito de sus redes me encuentro con que hay personas que pintan, que componen canciones, músicos, bailarines o gente que hace diferentes cosas que tienen que ver con procesos, ¿no? Entonces, pensé en qué especial poder compartir esa parte también. Generar esa inspiración y ese reflejo en el mundo de otras personas.
Hubo un punto en el que tomaste la decisión de regresar a vos misma, ¿cómo fue el primer día de frenar a reconectar con vos misma?
Recuerdo la mañana después del último concierto de esa gira. Tuve una sensación como de que ya acabó. O sea, como ya no hay más conciertos, ya no hay más viajes. Pensaba, ¿qué voy a hacer?, ¿qué voy a construir de este tiempo?, ¿qué viene?
¿Y cómo se sintió?
Me sentí muy abierta a probar a hacer otras cosas. La realidad es que uno hace planes y, claro… la vida. La vida con sus cosas, con sus tiempos y el destino, hicieron que las cosas no sucedieran tanto como yo me las imaginé, pero sí vinieron proyectos y vinieron momentos como regalos. Donde pude probar cosas distintas a las que antes había hecho. Esos momentos se sintieron como un verdadero logro. En un momento me puse a hacer barro y de repente me encontré una tarde inmersa en un tazón con una navaja haciendo líneas. Ahí pensé que nunca en mi vida me había permitido darme el tiempo donde mi mente realmente estuviera en silencio total. También me pasó con la danza, me puse a hacer danza contemporánea, pasaba horas tirada en el suelo, arrastrándome, lo recomiendo muchísimo porque se siente delicioso. De repente, me encontré ahí y con otras personas y dije lo logré, llegué a este espacio que es totalmente diferente y me está renovando. Así pasaron varias experiencias. Viajes a la montaña, encuentros con gente increíble, todo eso me ayudó a recuperar un espacio mío que era necesario.
Contás que un amigo que te dijo que necesitábamos tu música, ¿te sorprendió en el momento o le diste la razón?
En el momento en el que él me lo dijo me cayó como una cubetada de hielos. Fue totalmente inesperado. Tocó un punto, provocó una especie de catarsis interna mía de decir, “¿qué voy a hacer? No tengo nada”. Y, de repente ya, después de unas semanas, fue como: ‘’No, a ver, seguro algo debo tener en mi teléfono.’’ Me puse a buscar música y eso me permitió encontrar “Vine Solita”, “De Todas las Flores” y pude entender que había canciones ahí, que había una etapa de mi vida en esas canciones y que tenía ahora que encontrar la salida de ese pasillo. Entonces, eso me dio toda la fuerza para arrancar, ahora sí con una meta bien definida de volver a hacer otro disco inédito.
Quizás fue como volver a mirar el pasado lo que tenías ya hecho y reconectar con eso…
Totalmente. Eso pasa con las canciones. En mi caso, son tan personales casi todas las que hago que marcan una etapa de mi vida. Después las libero, las comparto y ya no son mías, se convierte en algo compartido con la gente, toman vida propia, ya no las puedo controlar. Pero bueno, sí que es necesario, siento que también es parte de mi vida, de lo que hago, y es muy bonito. Me doy cuenta que es mi manera de desahogar y de encontrar esa síntesis de momentitos de mi vida. Por eso en el último capítulo del podcast digo: ‘’pues esto realmente fue tan solo un momentito de mi camino.’’ Es eso, es un momentito y pues ya no es mío más. Ahora viene la parte de tocar, encontrar esa complicidad y “espejarte” con otras personas, ¿no? Ya cuando la canción la vuelven de sus vidas, ¿no?
A la persona que todavía no escuchó este disco, ¿cómo le aconsejarías hacerlo?
De todas las flores es un disco retador, tengo que decirlo, porque es así. Pero es un disco bellísimo, está lleno de regalos. Me gusta decir que en este disco hay mensajes, hay canciones maestras. Muchas veces sentí que las canciones se dictaron a sí mismas. Y como artista o como compositora me pasa que a veces me tengo que quitar del camino de la canción para que la música pueda llegar. Hay canciones que dicen, con permiso, esto es lo que tengo que decir. Es bellísimo, pero a veces también es como: “wow, qué letra y qué canción” Eso tiene este disco, tiene canciones que han sido maestras. Canciones que cuando las hice no era consciente y que después entendí. Me hicieron entender muchas cosas.
¿A qué te llama esta música?
En lo personal me sienta, me invita a la contemplación, a la calma, a la meditación y a despertar la imaginación. Es un disco que me hace imaginar y que me hace bailar, es un disco que me invita justo en el tema de la danza contemporánea, es un disco que me invita a mover mi cuerpo, no sé, a moverme.
En agosto llegás al Movistar Arena y luego de la preparación es breve el tiempo de escenario ¿Qué deseo tenés para el show?
Mi máximo deseo es que la gente lo disfrute. Que le regale a la gente entrar a un espacio que se genera ahí y que es por una única vez. No hay manera de repetir lo que sucede en esa noche. Al momento lo hacemos juntos y juntas. Nosotros nos disponemos a recibir a la gente desde el escenario y ver de qué manera vamos a transmitir la música. Y después la gente la transmite de vuelta, colabora con esa energía. Entonces, nunca sabes cómo va a ser y eso me encanta. Así que siempre espero principalmente que lo disfruten, que la pasen bien.
«Sigo soñando con despertar, sigo soñando con despertar, con despertar»
Natalia Lafourcade, «Vine Solita»