Luego de poner en suspensión una década y media de experimentación con los lenguajes, el volumen y la violencia poética del rock junto a Pommez Internacional, Juan Ibarlucía emprende una nueva etapa con su primer disco solista. En este sentido, el artista expresa: “La Tempestad representa un período de mi vida que concluye con su lanzamiento. Una serie de años que engloban la pandemia, separaciones, nuevos amores, encarar algo nuevo, perder a mis abuelos y fundamentalmente, ser padre en un contexto de mucha incertidumbre».
Juan decide llevar la canción hacia nuevas fronteras sonoras y «propone un viaje de luces y sombras» a través de 10 composiciones cargadas de emoción y profundidad. Además, el disco cuenta con la participación especial de Paula Maffia, Marina Wil y Ximena Giménez, voces que se vuelven homenaje de algunos géneros subterráneos que influenciaron al disco como el tango, el bolero, el melodrama…
Además, el álbum propone un viaje de luces y sombras. Es emocionalmente muy intenso y se construyó de una forma muy auténtica. Tanto yo como todas las personas que trabajaron en el disco decidimos ir a fondo y dar lo mejor tanto en un nivel instrumental como emocional, no buscamos vender algo crudo ni sobre cocinado, sino en el punto justo.
Identificas un lado A y un lado B en el disco, ¿cómo logras esta distinción?
Mi propuesta fue plantear una estructura de dos párrafos que están marcados por tracks instrumentales. El disco tiene cuatro composiciones, después una pieza instrumental y ahí claramente el disco pega un giro. Todo el primer lado lo describí como rojo y oscuro, es agresivo y en un sentido más sexual, más ruidoso. A partir de la segunda parte el disco hay un giro hacia una sucesión más luminosa y más tierna. Estaba muy interesado en que sea una tempestad que termina bien y no dejar esa sensación de que está todo mal, que no hay salida…
¿Un consejo a la hora de escuchar ‘La Tempestad‘?
Me parece que esta bueno escucharlo en una situación donde tengas un buen punto de escucha, ya sea con auriculares, caminando por la calle o en tu casa tomándote un vinito. Y lo escuches fuerte. Te diría que la principal condición es escucharlo fuerte.
Con «La Canción de León» aparece tu hijo en la historia, ¿qué le aporta al disco?
Hay dos formas de verlo, desde una parte más musical y otra biográfica. Para mi ‘La Tempestad’ representa un período de mi vida que concluye en el lanzamiento del disco. Una serie de años que engloban la pandemia, separaciones, nuevos amores, encarar algo nuevo, perder a mis abuelos y fundamentalmente, ser padre en un contexto de mucha incertidumbre. «La Canción de León» más que una canción es una carta que le escribí a mi hijo. Hay un punto donde para mi era fundamental que este presente porque hacía a la experiencia total de lo que fueron estos años.
Desde un costado más musical yo quería que se escuche este disco y que la amplitud de las sensaciones y sentimientos fuera total. No por un capricho, sino porque es así como lo vivimos muchos. Yo no estoy siempre enojado, siempre caliente, siempre tierno… por lo que quería dar cuenta de eso, sin especulaciones.
En esta nueva etapa, ¿qué te regala ‘La Tempestad’?
Me regala la sensación de un sueño cumplido. Este disco es algo que yo deseaba hacer hacer mucho tiempo. También me regala el saber que hay una audiencia que le interesa, porque lógicamente cuando venís de una banda siempre está la incógnita de “che voy a sacar esto y a nadie le va a importar”, y en ese sentido, encontrarme con una respuesta del otro lado, saber que pasan cosas, para mi es un montón.
Además, me regala un proceso de aprendizaje colectivo muy fuerte, de entender la música como una conversación abierta. Ese proceso tiene su primera manifestación en esto, pero en el fondo sigue…
¿Qué podes adelantarnos de la presentación en el Xirgu?
Vamos a tocar con mi banda que es un quinteto llamado «La Destrucción». Músicos que no se reunirían en ningún lugar que no sea en esta banda. Es decir, tenemos una violinista que viene de la música contemporánea experimental, un baterista que viene del hip hop y del jazz, un sintetista experimental…es una banda con mucha personalidad. Lo que vamos a hacer en Xirgu es como una especie de expansión de ‘La Tempestad’ pero no solo vamos a hacer el disco de punta a punta, sino también articularlo con otras cosas.
Humildemente siento que es una música distinta y en el proceso del vivo eso se nota más. Hay algo del show en vivo que a nosotros nos gusta dar que no son shows super prolijos, tienen mugre, agresividad, con ruido, variaciones y momentos de improvisación. Creo que si les gusta esta música es una noche imperdible, van a haber varios invitados y vamos a tirar el teatro por la ventana.