
Fueron la simpleza y el vigor de las canciones de Ed Maverick las que conjugaron su popularidad. Un «efecto colateral de una música que gusta», como él define. Desde sus primeras baladas en YouTube, el mexicano tendió un camino que lo llevó a ganar un Grammy Latino y acumular millones de escuchas en plataformas digitales. Este viernes 2 de septiembre llega al país por primera vez: la cita es en Teatro Vorterix.
Camino a su tercer trabajo discográfico, el deliciense tiene muy claro lo que quiere producir: luego de ejercitar su lado experimental en Eduardo (2021), va tras sus raíces: «Me gusta mucho el guitarra y voz, la música calma y austera». Además, envuelto en medio de su gira más grande hasta el momento, el compositor de «Fuentes de Ortiz» quiere regresar a su hogar para encarar sus nuevas prioridades: «Producir y armar un lugar de reunión para las almas artísticas de mi ciudad».
La vocación por la música se siente a kilómetros. Un artista que no quiere hacer más que componer canciones que creen su propia historia: «Tal vez mi música no siempre tiene que gustar. Tal vez gustó el primer disco, el segundo, pero el tercero no tiene porqué hacerlo. Lo reconozco. Por eso armo un plan B para aquellas veces que no gusta», cuenta.
El viernes es tu primer show en Argentina, ¿qué se siennte?
Muchas de mis influencias del último disco son argentinas. Tengo ganas de ir y exponerme a un público que tiene otro aproach de la música. Presentarme frente a una cultura musical que está enriquecida de cierta manera. Estoy emocionado por ir y que la música sea apreciada por otro público, por otros oídos. La población argentina tiene un background de música increíble. Otro panorama de la música por herencia de padres, abuelos… no sé. Estoy muy emocionado.
Tus inicios son más solitarios, ¿cómo es trabajar en equipo?
Añoro mis inicios. Es difícil acostumbrarse a tener más manos en el proyecto, más personas con quien decidir, estar todos en línea. Pero poco a poco he entendido cuáles son las necesidades del proyecto y he aprendido a romper con la independencia. Ha sido difícil, pero va saliendo.
¿Qué se siente tener tantas fechas?
Es difícil. Ahora estoy con ganas de estar en mi casa. No he tenido tiempo de procesar ciertas cosas personales y estar conmigo mismo. Pero estoy intentando disfrutar todo lo que pasa en estos viajes, aprender, contemplar estas culturas. En eso estoy, intento disfrutar, estar sereno y descansar.
¿Cómo hacés para reconectar con vos mismo?
En un punto, me calma mi casa. Donde no tengo más ruido más que música, porque vivo en las afueras. Es muy tranquilo donde vivo, esa serenidad o temple lo encuentro en mi casa. Fuera, me siento desbalanceado, al viajar tengo que llevar muchas cosas para sentirme en línea. En estos viajes realmente no puedo, estoy en automático.
¿Qué tres momentos clave en tu carrera recordás?
Uno fue en la preparatoria. Empecé a subir mi música y se movió en YouTube. Justo estaba este canal Rosco, comenzó a hacerse popular “Fuentes de Ortiz” y el mix. Se volvió popular, viral. Y empezamos a bookear fechas por todo el país con mi otro compañero, quien grabó el mix (él tenía 19, yo 17). Le propuse ser mi manager y empezar el proyecto. Había algo que no me daba gusto de seguir en la escuela, así que me salí cuando teníamos la gira armada. Mi mamá me acompañó a contar que tenía la gira en puerta y que no volvería por un tiempo. Ahí me dijeron que podía regresar en caso de que no sucediera. Me faltaba un semestre para terminar la escuela.
El segundo fue la pandemia. Reconecté con muchas razones, muchos motivos y mucho de mí. Gracias a la posición en la que vivo pude sentir un respiro de la vida real.
El tercero diría que hoy. Estoy pensando planes B para no tocar en vivo, sacar la música y que hable por sí sola, sin salir a tocarla. Pero tocar en vivo es mi primer ingreso -o el más fuerte-. Durante un año no lo voy a tener y quiero armar un negocio para nada más lanzar música. Estar enfocado en mi estudio, producir, producir a otros, coproducir mis músicos. También quiero abrir una panadería que sea venue y bar. Estoy probando nuevos formatos de vivir la vida y esas son mis prioridades: producir y armar un lugar de reunión para las almas artísticas de mi ciudad. Aportar con eso va a ser de mucha ayuda y muy enriquecedor para mí. Llevar música al lugar de donde vengo.
¿Cómo es hacer música después del éxito?
Pues es la misma. No hay una influencia del pasado, el presente y el contexto para la música más que lo personal. Creo que abrazo lo que abrazo en el momento y lo que me hace conectar día a día. Ahora estoy volviendo a las raíces, porque ya me probé a mi mismo que puedo experimentar. Me gusta mucho el guitarra y voz, la música calma y austera. Al momento de componer, dejé de poner filtro a la música y empecé a componer como sale. Eduardo me llevó a experimentar, a aplicar filtros y cosas. Pero quiero componer una canción, dejarla y que así quede la canción. Va saliendo música muy sencilla, pero me gusta cómo suena y la claridad con la que me expreso.
¿Y esperás algo?
La fama y el reconocimiento terminan siendo un efecto colateral de una música que gusta principalmente. Si la música no gusta, no va a pasar nada. Tal vez mi música no siempre tiene que gustar, tal vez gustó el primer disco, el segundo, de alguna forma… pero el tercero no tiene porqué gustar. Reconozco esa parte. Por eso armo un plan B para aquellas veces que no gusta. Porque es real, no tengo porqué forzar, ir complaciendo los gustos de las personas. El arte no se trata de eso, no es hacer pan caliente. No puedes aplicar un pre-diseño y tener tu carrera armada. Puede ser así, pero está en uno dejarse de lado para complacer una audiencia. La audiencia se siente más complacida cuando hay un “producto” sincero, una música que viene de un lugar sin tanto filtro. Al final del día, ese es el espíritu de la música independiente. La música que no tiene reglas, que no tiene que sonar como algún imaginario o sonido prediseñado… poco a poco voy reconectando más con eso y siendo más claro conmigo mismo.
Me gusta ver las canciones como fotos y respetarlas, abrazarlas. Uno va pasando cosas y ver fotos viejas a veces da vergüenza o pena. Eso me pasa con el disco, digo “verga, por qué mi voz suena así?”. No es para nada escuchable, no me gusta cómo suena. Quiero volver a las raíces, reivindicar eso.
¿Cuánto te escuchás?
No me gusta escuchar el Mix, personalmente no encuentro mucho ahí. El Transiciones menos, porque es un disco de una etapa muy perdida mía. Pero el último EP y disco me gustan mucho. Los puedo escuchar en casa. Voy descubriendo cosas y me lleno de sorpresas.
Cada disco se pone más escuchable…
Completamente. Y espero que la gente lo pueda escuchar y sentir algo. Mucha gente escucha mis canciones sin saber que son mías, incluso. Le debo mucho a mis canciones.