
A lo largo de esta columna las historias conmueven, divierten, enseñan y sorprenden. La mujer en la industria de esta edición tiene una historia de esfuerzo y trabajo, pero, sobre todo, de una acción transformadora de la realidad, dejando huella. Oriunda de San Antonio de Padua, Caro siempre estuvo vinculada al mundo de la música como instituyente de su identidad y personalidad. Desde su temprana adolescencia, bajo la influencia de su hermano (estudiante de conservatorio y participante de una banda) ver shows se convirtió en una postal cotidiana de sus salidas. Mientras estudiaba la Licenciatura en Comunicación Social, logró unir sus pasiones: la música y el periodismo. A finales de los 90, cuando la era de Internet era todavía incipiente, comenzó a desempeñarse en el sitio “Rock Under”, creado por Andrés Medina (Rana Fonk, guitarrista de Timmy o Tool).
Allí publicaban entrevistas, críticas de discos, y sonidos de bandas ligadas al rock y rap. Tiempo después ambos fueron contratados para desarrollar contenido de lo que iba a ser la primera tienda de venta de música digital (muchos años antes de la era del streaming) pero no llegó a lanzarse, y continuó su carrera en un pequeño sello, Delanuca Records. Caro fue creciendo profesionalmente mientras a la vez estudiaba y volvía por las noches a San Antonio de Padua, pero no a descansar: allí se ocupaba de su incipiente proyecto, que forma parte del lado más admirable de su carácter: Carolina es una de las de las fundadoras de la ONG Proyecto 4 Patas, una organización sin fines de lucro que busca superar la situación de sobrepoblación, abandono, crueldad e indiferencia que viven millones de animales en nuestro país. “Salía a la Facultad a las 23, me tomaba el tren de los cartoneros, (porque a esa hora era el último tren que quedaba) llegaba a Padua, y agarraba la bicicleta para el terreno donde estaban los perros rescatados (oscuro, sin luces, en el conurbano). Llueva o truene me ponía un casco con una luz de minero, le daba de comer a los perros, los medicaba, y recién ahí me volvía a dormir”.
¿Cómo nace Proyecto 4 Patas?
Nace de la necesidad concreta de intervenir en la realidad para transformarla. Esa necesidad, esa angustia desmedida que me generaba (y me sigue generando) ver animales en situación de calle. Una cuestión de empatía con un otro, con un otro vivo, con un otro desprotegido, con un otro indefenso, con un otro que no tiene posibilidades de nada. Comenzamos con Luciano (expareja y co-fundador del proyecto) levantando un perro con moquillo en el andén del tren, y ese fue como el disparador de Proyecto 4 Patas. Una de mis características es que tomo las cosas con mucha responsabilidad. Me cuesta ir tranqui: no tengo medio grises, con lo bueno y lo malo que tiene eso.
Quería empezar con este capítulo de tu vida porque hace sentido para entender tu carrera. Porque en la música, como en Proyecto 4 Patas, siempre fuiste a buscar con iniciativa. Después de tus inicios, pasaste por Delanuca Records y tu llegada a Warner tiene mucho de esta fuerza y poder de iniciativa.
Con la caída del disco físico, Delanuca quiebra, me quedo sin trabajo. Pero antes de que cerraran la oficina, conseguí una lista de invitados de una fiesta donde había un montón de directivos de discográficas. Entonces agarré mis currículums y empecé a mandar mails a todos lados sin saber a quién me estaba dirigiendo. Así que me llamaron de Warner y yo no lo podía creer, para mí era demasiado, porque no tenía un background de gente conocida en empresas ni en industria ni nada. Y esto de tener esa iniciativa me llevó hasta allí.
¿Cuál era tu trabajo en Warner?
Mi trabajo era posicionar canciones en radios. Mucha relación con los musicalizadores, ir a presentar canciones, reuniones con los directivos, llevar artistas a hacer nota, bueno, todo lo que el trabajo implica el área de promoción. Fue una instancia de aprendizaje espectacular. Estuve rodeada de buenos compañeros y mujeres muy lindas, como Marie Castiglioni, Juli Lanzo, o Marce Vaccari que está trabajando en Warner Latina, mujeres que crecieron y que siguen siendo parte de la industria, de las cuales siempre fueron un espacio de contención y de aprendizaje, de inspiración. Y por otro lado estuve ahí varios años lidiando con una industria que tenía bastante sesgos machistas. El mundo de las radios no era un mundo fácil para las mujeres que iban a hacer promoción, la verdad es que era un poco hostil a veces. La conversación estaba liderada por hombres. Ahí pasé ocho años, hasta que se me dio la oportunidad de ir a trabajar a Sony.
Y fuiste cambiando de roles…
Fui a cumplir un rol de promoción, pero inmediatamente unos meses después me promocionaron al rol de Product Manager, donde yo tenía a cargo el desarrollo de artistas. Una compañía que me enseñó muchísimo, con un equipo humano increíble. Me sentí muy cómoda. Conservo un montón de amigos y de relaciones, más allá de las laborales, me vinculé también con un montón de gente linda, de la cual aprendí un montón. Estuve casi cuatro años en Sony y después abrió la posibilidad de cambiar hacia Spotify. Tuve la oportunidad de poder postularme para el rol que ocupo hoy.
¿Cómo es la experiencia desde el otro lugar del mostrador?
Como decís, es un cambio de rol como estar del otro lado de la mesa. Era una compañía nueva en cuanto a visión, formas de trabajo y valores de la cultura. Cuando vos entras a Spotify dicen que tenés un par de meses para entender la compañía, porque de repente te encontrás con nuevas estructuras.
Contame del programa EQUAL, que pudiste materializar exitosamente en un festival tremendo este año.
EQUAL es nuestro programa global que fomenta la equidad para las mujeres en la música. Es un espacio en plataforma, más allá de ser una playlist, es una comunidad y tiene una misión. EQUAL apoya a todas las mujeres, no importa de donde vengan, en qué momento de su carrera estén o qué género de música hagan: es un apoyo durante todo el año.
Cada mercado tiene una embajadora por mes que representa a las mujeres de su país, hay mucho compromiso desde la plataforma y es un programa que busca visibilizar, amplificar y trabajar en la inclusión de mujeres dentro de lo que es la plataforma y hacer un aporte que tenga sentido.
En lo referente al festival que hicimos, sentimos que Argentina tenía todo para que se diera: primero porque habíamos notado que en los últimos 5 años en el top 50 la presencia de mujeres argentinas había crecido un 500%. Y no solo la presencia, sino que además también tuvimos más contexto desde lo sociocultural, porque Argentina es pionera con la ley del aborto y el movimiento ni una menos. Organizarlo fue un aprendizaje para nosotros, porque no hacemos shows, pero es la primera vez que me pasa que puedo realmente generar un impacto positivo en las mujeres. Así que feliz, fue increíble tener la posibilidad de generar un impacto positivo en la industria con las mujeres, no solo con las mujeres músicas, sino como con mis compañeras mis colegas, que son hacedoras de la industria.
