En el tradicional encuentro anual para desarrolladores, Apple anunció ayer su nuevo servicio de streaming musical que va a competir contra Spotify. No es exagerado decir que el ingreso de la compañía en este mercado podría acelerar tanto el aumento del servicio por suscripción como la desaparición de la descarga paga (iTunes, por ejemplo).
Hasta el momento, la suscripción paga falló en su intento de hacerse popular. Apple tiene el potencial de cambiar eso. Se va a lanzar al mercado a fin de mes, y va a tener un precio estándar de 10 dólares por mes con un período de prueba gratuito de 90 días. Y los que paguen 15 dólares, van a poder compartir su cuenta con otras cinco personas. Con algunas pocas excepciones, va a ofrecer el mismo catálogo de canciones que sus competidores, y estará disponible tanto para iOS como para Android.
Pero Apple Music –como será llamado– no podrá ser un producto de rutina. Tendrá que destacarse por sobre Spotify, Tidal, Rhapsody y otros servicios de streaming. Y deberá mejorar las deficiencias de Beats Music, el servicio que Apple adquirió el año pasado. También le convendrá capitalizar el historial de compras de iTunes Music Store y el historial de streaming de iTunes Radio y iTunes Match. Pero, sobre todo, Apple Music tendrá el desafío de igualar la excelente usabilidad y diseño que son marca registrada de los productos Apple.
La industria musical está desesperada por recuperar algo de los ingresos perdidos en los últimos 15 años. Los sellos discográficos recibieron más mil millones y medio de dólares en el mundo por suscripciones el año pasado. Apple tiene el potencial de subir sustancialmente esa cifra. Por lo menos, Apple Music va a capturar una cuota de mercado de sus competidores. Pero la compañía podría ser el motor que masifique lo que por ahora es un mercado de nicho. En el viejo escenario, Apple elimina a las compañías débiles. En el escenario más reciente, todos se benefician.