Amílcar Nadal nació en 1975 en Buenos Aires, pero en 1977 su familia se trasladó a Suecia por motivos políticos. Allí vivió hasta 1996, cuando volvió a la Argentina y se reencontró con su hermano, Fidel Nadal, después de 13 años. Con él intercambió gustos por la música, especialmente por el reggae y el hip-hop, e inició su primera banda, Lumumba. Paralelamente a este proyecto, Amílcar editó sus primeros discos solistas, y este año presenta Pasaporte Universal, un trabajo en el que se anima a partir desde el reggae para tratar de acercarse a un sonido más moderno.
El disco combina reggae con hip hop y hasta pop, ¿cómo nació la idea?
Animarse a jugar con el pop y mezclarlo con el reggae ha sido tan tabú hasta el día de hoy, que nunca lo había hecho. Pero apareció Juan Florido, productor y exbajista de Azafata, y empezamos a trabajar juntos. Con él encontramos esta mezcla que resultó en el disco. Fuimos sintiendo cuál era el equilibrio, y lo logramos.
El reggae es un género muy purista, al menos en Argentina. ¿Te importa lo que opinen tus colegas sobre tu trabajo?
Sinceramente, no me importa. Antes no me animaba a hacerlo porque me faltaba madurar, y ahora estoy feliz con lo que estoy logrando y me da lo mismo.
¿Qué momentos recordás de aquellos años en Suecia?
Hubo períodos duros y también hermosos, todo eso influye en la manera de componer, en lo que uno hace. Allá escuché un poco de reggae, siempre me llamó la atención. Pero fue acá en Argentina que Fidel me empezó a pasar los discos, y ahí empecé a comerlo de verdad.
¿Hay nuevos horizontes para el reggae más allá de lo que se conoce?
El que quiera encontrar nuevos horizontes, los encuentra. Si te fijás en cómo está evolucionando el reggae en Estados Unidos, en Jamaica o en Europa, te das cuenta de que nadie le hace asco a nadie. Todos mezclan con todos; los artistas van y vienen sin importar qué género hacen. Ese concepto que se ha mantenido mucho tiempo acá, de que no se puede hacer un crossover ni en la putísima madre, se está cayendo solo. Mi idea es que se caiga más todavía.
¿Es cada vez más difícil encasillar a los géneros?
Totalmente. No tiene sentido hacerlo. Si a vos te gusta un tema, no es por el género, sino por lo que sentís.
¿Cómo nace tu interés por el hip hop?
Cuando vivía en Suecia, escuchaba solamente hip hop. Y cosas pop que escuchábamos por influencia de la televisión y de la radio. Llegó un momento que el hip hop me cansó, cuando se trató nada más que de la plata, de las mujeres que eran todas prostitutas… le perdí el hilo y no me gustó. Ahí justo encontré el reggae. Pero el sonido, el beat, toda la cultura que genera el hip hop de la que yo me crié, me encanta.